Aunque difícil, debemos comprender que agradarle a Él no siempre nos agrada a nosotros. Mayormente, el problema con cumplir la voluntad de Dios, radica en el hecho de que, a decir verdad, no estamos dispuestos a cumplirla al pie de la letra.

Cuando Jesús enseñó a orar a sus discípulos en el capítulo seis del evangelio según lo narra San Mateo 6:10, dijo: “Y hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.

Por lo tanto deberíamos averiguar cómo se cumple en el cielo Su voluntad. Dice el salmista que “ante el solo movimiento del dedo de Dios sus ministros le obedecen”. ¿Vivimos nosotros en frecuencia con Dios paso a paso?… Siempre estamos muy dispuestos a seguir a Dios e involucrarnos en Su Obra cuando las cosas se presentan como nosotros pensábamos, cuando es de “nuestro agrado”.

Pero debes saber que, mayormente, la palabra de Dios te incomoda. Así tenemos, por ejemplo, a Moisés frente a la zarza, a Sara detrás de su carpa, Jeremías se sentía muy niño, Zacarías quedó mudo de espanto, El joven rico se fue triste porque tenía mucho dinero, y los mismos discípulos exclamaron: “Dura es esta palabra”, en San Juan capítulo 6.

Estamos en el proceso de ser transformados y Su Palabra siempre va a chocar con los aspectos no redimidos de nuestra vida. Cuando escuchemos Su Verdadera voluntad nuestra carne protestará.

No será muy agradable. Si las únicas palabras que estás oyendo son palabras suaves y permisivas puedes tener la certeza de que no es Dios el que te está hablando. Cuando es Dios el que te habla lo más probable es que a ti se te ocurran muchas excusas para pensar que eso no proviene de Dios.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

El texto de hoy nos anima a aceptar Sus directrices confiando en que Él mismo es quien hace posible que deseemos hacer lo que a Él le agrada. Y no sólo eso, sino que Él mismo también nos dará el poder para lograrlo.
Pensamiento del día:

Aunque difícil, debemos comprender que agradarle a Él no siempre nos agrada a nosotros.