El Sistema de ubicación conocido por sus siglas en ingles GPS (Global Positioning System), revolucionó la precisión de todo desplazamiento humano, en cualquier parte del mundo.

Dicen los que saben que:” El GPS funciona mediante una red de 24 satélites en órbita sobre el planeta Tierra, a 20 200 km de altura, con trayectorias sincronizadas para cubrir toda la superficie de la Tierra. Cuando se desea determinar la posición, el receptor que se utiliza para ello localiza automáticamente como mínimo tres satélites de la red, de los que recibe unas señales indicando la identificación y la hora del reloj de cada uno de ellos” Así se obtienen posiciones exactas, tiempos y distancias para que nadie se pierda y los destinos sean seguros.

O sea que ya no es tan fácil extraviarse, cuando salimos sin saber bien a dónde vamos. Gracias al avance de la ciencia y la tecnología, el ser humano disfruta de relativa seguridad… ¡Por lo menos en sus rutas!

En el plano espiritual las cosas no se resuelven con un GPS. Es más, no siempre tenemos tan claras las coordenadas y direcciones que debemos seguir para tomar una decisión certera. El Génesis relata la historia de Abraham, uno de los tres patriarcas del judaísmo, junto con Isaac y Jacob. Él había sido elegido por Dios para formar una gran nación, la nación de Israel. La indicación inicial fue: “Sal del lugar en el que estás y ve al que te mostraré”. ¿Pocas referencias no les parece? Sin embargo, Abraham salió sin saber a dónde iba; pero con el pleno conocimiento de Aquel que lo llamaba.

Muchas veces, Dios decide ir mostrándonos un paso a la vez sus proyectos y sus propósitos. Quiere formar en nosotros la FE, esa virtud de absoluta dependencia de Él y no de nosotros mismos. Este modo Suyo de obrar, nos permite conocerle íntimamente y entonces así confiar plenamente en Su dirección. El GPS de Dios para aumentar nuestra fe, funciona con Un paso a la vez; pero nos lleva a destino, no desesperes.

PENSAMIENTO DEL DÍA

Dios está más interesado en que le conozcamos a Él, antes que darnos la dirección a donde quiere que lleguemos.