Las catástrofes naturales no dejan de sorprendernos. Tristeza, desesperación y dolor para tantas familias que nunca se hubiesen imaginado ser protagonistas de un desastre.

Hoy muchas personas lloran a sus muertos y nuestro corazón se duele con ellas. La vida transcurre entre soles y nubes. Entre calmas y tormentas.

Más de una vez nos sentimos perecer ante ello al mismo tiempo que sentimos a Dios tan ausente. Como dormido ante nuestra necesidad. ¿No ves que perecemos?, fue la pregunta de los discípulos. Por supuesto también tú y yo nos preguntamos lo mismo cuando lo inesperado y lo repentino nos alcanza y nos roba la seguridad que teníamos.

Esa sensación de que Dios nos ha abandonado en algún momento de la vida, es fuerte, desgarradora, desalentadora y peligrosa también. Lamentablemente y “erróneamente” muchos explican las tormentas de la vida de modo místico y facilista. Dan por hecho de que en algún punto algo de responsabilidad tiene el individuo por ser la víctima de ello.

Dicen que es porque pecó, o porque algo Dios tenía que mostrar. O quizá porque es falta de fe y tantas otras explicaciones reduccionistas y simplistas ante la comprensión de fenómenos tan inexplicables. Lo único que estas respuestas generan es mayor dolor y culpabilidad. En Isaías 45:15 dice que Dios a veces se encubre y en 1° Corintios 2:16 dice que nadie puede instruir la mente del Señor. En Eclesiastés, el hombre más sabio de la tierra, escribió que ignoramos la obra de Dios, así como ignoramos cómo se dan otros sucesos de la naturaleza.

Parecería ser que nuestra mente humana no puede ver y entender por completo, con su capacidad, todo lo que hay detrás de las cosas que Dios permite y por eso no podemos encontrar respuestas lógicas a muchas de ellas.

No desesperes en medio de las cosas inexplicables. Espera con fe su manifestación, porque Dios no está dormido.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Mira a tu alrededor y verás aflicción, mira en tu interior y te sentirás deprimido, mira a Jesús y sentirás reposo. Corrie Ten Boom (sobreviviente del genocidio judío)