Este universo nos captura no sólo con su belleza, sino con ciertas curiosidades de la naturaleza. Una de ellas es que, gracias a la acción de las ardillas, que esconden sus frutos y olvidan donde los dejan, miles de árboles crecen en diferentes lugares.

Dios es creativo, original y práctico ¿No te parece? Utiliza todos los medios posibles para hacer de este mundo un lugar mejor y con la naturaleza para embellecerlo.

Es lastimoso que el hombre lo destruya con sus hechos algunas veces. Pero enfoquemos la mirada en esta posibilidad de crecimiento y de fruto para sacar aplicaciones para nuestra vida.

¿Sabes? todas tus obras de bien son como semillas plantadas. Cuando ayudas a quien lo necesita. Cuando actúas con misericordia. Cuando muestras solidaridad.

Cuando eres empático con quien está pasando un mal momento. Cuando respondes con amor. Cuando entregas algo valioso para ti a favor de tus semejantes. Siempre que plantes semillas de amor, bondad y ayuda a tu prójimo, eso traerá fruto para bien. Seguramente ni siquiera te enterarás de dicho crecimiento.

Puede que todo lo que hagas sea anónimo para el mundo; pero no es anónimo para Dios. Somos canales de bendición. Somos el medio que Jesús utiliza para mostrar Quién Es Él a través de Su Gracia en nosotros ¡Qué hermoso privilegio! Y ¡Cuánta responsabilidad! Salir del conformismo y la comodidad es una decisión trascendente en tu historia. Implica tener un corazón sensible a las necesidades del otro. Es expandir tu mirada a tu alrededor sólo para percibir dónde hay necesidad y luego ser creativo, así como Dios lo es en el modo de esparcir sus semillas.

El fruto crecerá porque Dios te bendice. No te desanimes si a veces recibes ingratitud. No te desmorones si otros no te acompañan. No te dejes engañar con pensamientos egoístas. Siembra. Obra. Esfuérzate. Bríndate.

PARA PENSAR:

La alegría de hacer el BIEN está en SEMBRAR no en RECOGER.