Estamos acostumbrados a tener seguros de automotor, seguros médicos, asegurada nuestra casa y los infaltables seguros de vida. Aunque en verdad, el título de seguro de vida no le queda bien. En realidad, no son seguros de vida, sino aseguradoras que ayudan a los deudos en tu muerte. Es más bien un seguro para la muerte. Claro que con este título sería menos vendible. Es una cuestión de Marketing: Se disimula lo trágico para conseguir más afiliados.

El hecho de la muerte es un hecho tan cotidiano como la vida. En un sentido, el día que comenzamos a vivir es el mismo día que comenzamos a morir. Es allí cuando comienza la cuenta regresiva, e infaliblemente llegará el día de la muerte. Desde hace tiempo lo declaró Salomón en su libro: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo, tiene su hora. Tiempo de nacer, tiempo de morir.” Es como si Dios hubiese designado que, desde el mismo día que el ser humano comienza a respirar, el cronómetro divino empieza a funcionar advirtiéndole al mortal que algún día llegará su hora. Claro que no tomamos cuenta de este hecho, sino avanzados los años. Cuando niños, decimos: “Demasiado pequeños para pensar en esto… ¡Mejor es jugar!”. Cuando jóvenes decimos: “Estoy en lo mejor de la vida. ¿Cómo gastar tiempo en Dios? Es hora de diversión”. Ya adultos, las ocupaciones nos invaden y no tenemos tiempo para dedicarle a Dios. Mientras tanto, la cuenta regresiva sigue avanzando. Hasta que nos sorprende la ancianidad y, entonces, ya es demasiado tarde para pensar en cambios, ¿verdad?

El único seguro de vida verdadero lo encuentras en esta dirección: Juan 11:26, en la Biblia. ¿Crees esto? En la medida que pongas fe en las palabras de Jesús y en su obra en la cruz, tendrás tu vida asegurada aquí y en el más allá…

PENSAMIENTO DEL DÍA: TODA SEGURIDAD APARTE DE DIOS ES CORRER RIESGOS.