Cierta vez, por pura broma, alguien mandó a diversos ciudadanos importantes de una ciudad, sendas cartas que decían 4 palabras: “Todo ha sido descubierto” Las consecuencias de esta broma criminal fueron inesperadas. Dos de los destinatarios huyeron de la ciudad y nunca más se supo de ellos, y un tercero se suicidó. Los tres tenían mala conciencia respecto a su integridad de vida. Otros que también recibieron las cartas no hicieron caso y tiraron el anónimo a la basura. Muchos piensan engañar a otros y lo logran, aún durante toda su vida. De esa manera amontonan dinero sobre dinero, viven vidas de infidelidad conyugal o pasan de estafa en estafa arruinándole la vida a miles. Pero el colmo de la necedad es pretender engañar a Dios. A otros podrás engañar, pero Dios… todo lo ve. Dice el apóstol Pablo en la carta a los Gálatas: “No os engañéis. Dios no puede ser burlado y todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” O sea que el que piensa que es capaz aún de engañar a Dios mismo comete el colmo de la necedad que es terminar engañándose a él mismo.

A la corta o a la larga, los pecados ocultos serán descubiertos, ya sea aquí en la tierra o allá en el cielo el día que estemos todos de pie ante Dios. Ahórrate problemas y confiesa tus pecados ahora mismo. Abandona toda práctica oculta y todo engaño a tus prójimos y vive en paz, atendiendo a tu conciencia, ese árbitro puesto en tu interior por Dios que te indica lo que es bueno y lo que es malo, antes que se cauterice y sea demasiado tarde. Dijo Jesús en Mateo 6, que Dios ve en lo secreto. Allí, donde nadie te ve, allí, en el rincón del corazón donde nadie puede llegar, Dios te está mirando cada segundo y recompensará la obra de cada uno en público sea bueno o sea malo. ¡Cuidado! Si recibes una carta como aquella… tal vez sea de Dios invitándote a arrepentirte.

PENSAMIENTO DEL DÍA: “No hay nada en oculto que no haya de ser descubierto”