El relato de los evangelios nos presenta a Jesús en las instancias finales de su ministerio en un cuadro con sabor a debilidad. Solo, en crisis, y angustiado, se arrodilla en el suelo húmedo de un huerto solitario y ruega a sus amigos que lo conforten en oración. Suda gotas de sangre.

El alma se le arruga como un pañuelo. El pecho se comprime y, con un nudo en la garganta, exclama: “Padre, si es posible, pasa de mí esta copa amarga.” La palabra “Getsemaní” significa prensa de aceite, y en aquel huerto de olivares había muchas. Formadas por grandes palos de madera dura, firmes por un extremo y con pesas en el otro.

A mayor peso más presión en el otro extremo, donde se disponían bandejas con aceitunas y comenzaba la prensada. Es en este contexto que el evangelista Lucas, en el capítulo 22:44 dice: “Y estando en agonía, oraba más intensamente.” Nadie le ayuda, Él lo quiso así. Nos asombra verle en sus inicios y hallarle igual, solo, indefenso, necesitando ser asistido por sus padres José y María. Con un establo por paisaje y animales como simples espectadores del milagro más grande. Creo que tanto al nacer como al despedirse nos transmitía la misma lección: “No dudes en buscar socorro cuando te encuentres en necesidad”. Si para eso debes mostrarte vulnerable ¿cuál es el problema? ¿Y qué si te notan triste, débil y necesitado? ¿Qué es lo vergonzoso?…

Te va a llevar al huerto, te lo seguro. Como hiciera aquel jueves por la noche con sus discípulos. Ese lugar de soledad, incomprensión y desamparo que Él pisó antes que vos. Cuando te encuentres en tu huerto, en tu prensa, llegarás a exclamar lo que Él: “Que pase de mí esta copa, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Lo que debe ser prensado es tu voluntad, tal vez tus planes, tu “imagen”, tus sueños.

Aceptación y entrega incondicional a Su designio será el aceite más puro que encenderá la lámpara de la verdadera adoración a Dios que el Padre está buscando. Sino seguirá siendo pura religión de apariencias.

Pensamiento del día:

Se despedía y nos quiso dejar una lección. Allí Él se mostró molido, prensado… y no tuvo vergüenza de hacerlo.