La imposibilidad es el primer paso para un milagro. Es el ingrediente imprescindible para que los sueños se tornen realidad. Hay quienes desarrollan sus proyectos sólo en el plano de lo humanamente posible. La vida de fe y dependencia en un Dios omnipotente les es extraña. Todo lo calculan según sus fuerzas y si algo pasa el límite de lo conocido, simplemente dan un paso atrás admitiendo que dicho proyecto es imposible.

Otros, viven bajo el recuerdo de sus propios intentos frustrados y han llegado a aceptar esto o aquello como una utopía, simplemente porque el récord de sus resoluciones deja un historial de fracasos que los anulan y se limitan a ser simples espectadores de las victorias ajenas.

Hay dos tipos de personas en el mundo, las que han quedado sepultadas bajo los escombros de sus intentos derrumbados y los que han usado esos mismos escombros como cimientos para construir nuevos comienzos. También están aquellos otros que se desaniman ante la crítica ajena. “No podrás lograrlo”, le dijeron a Noé mientras construía aquella arca, pero se salvó él y su familia. “Su hijo no tiene futuro en las matemáticas”, le dijo la maestra a la madre de Thomas Edison, sin saber el genio que había dentro de él. “¿Quién nos moverá la piedra?”,fue la pregunta de las mujeres camino al sepulcro aquel domingo de resurrección, y al llegar encontraron al ángel sentado sobre la piedra ya movida.

Es que donde los hombres vemos una piedra, Dios ve una silla. Depende con qué óptica mires los desafíos que la vida te propone. Hay dos tipos de personas en la tierra, los que pretenden ver a Dios a través de sus circunstancias difíciles y los que ven a sus circunstancias difíciles a través de un Dios especialista en milagros. Están los que se la pasan diciéndole a Dios que tienen un gran problema y los que le dicen a su problema que tienen un gran Dios. Recuerda: no hay nada imposible para Dios.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

PUEDES VIVIR DICIÉNDOLE A DIOS QUE TIENES UN GRAN PROBLEMA O DECIRLE A TU PROBLEMA QUE TIENES UN GRAN DIOS.