El capítulo 3 de la epístola de Santiago, comienza con una escueta lista de cosas, como animales, naves y combustibles que tienen un factor común: todas ellas son benéficas mientras están controladas por el hombre, pero cuando se salen de control pueden ser tan mortales que atenten contra el mismo dueño. Así es el caso de los animales domésticos, por ejemplo.

Pensemos en un caballo ¡De cuánta ayuda es para el campesino! Pero ¿has cabalgado en uno de estos animales descontrolados? Pensemos ahora en los barcos. Su utilidad es incomparable para el transporte de carga y pasajeros, pero cuando el capitán y su tripulación pierden control y la nave comienza a hundirse, la tragedia puede adquirir proporciones trágicas. Si no, pregúntale al Titanic. Y ¿el fuego, o el agua?… Bajo control son indispensables para la vida humana, pero cuando rompen sus límites naturales, se transforman en verdaderos asesinos que cobran víctimas a cada paso.

Pero de toda la lista de Santiago, la última mención es la más interesante. De todos es la más pequeña, aparentemente inofensiva. Convive con nosotros a cada minuto, nos es muy útil. Pero a la vez puede llevarnos a tramos amargos de nuestra vida si no se controla. Me refiero a la lengua. Está puesta en un lugar de nuestro cuerpo muy húmedo, por lo tanto resbala con facilidad. En proporción con nuestros oídos está en un 50 %. Sí. Dios quiso que tengamos dos oídos pero una sola lengua. ¿Será que tenemos que escuchar el doble de lo que hablamos?… Muchos han sido de estímulo, aliento y esperanzas con sus palabras. Otros son insoportables, dan ganas de taparse los oídos para no escucharlos. De quién controle tu lengua depende el lugar hacia donde te conduzca. Si sólo te lleva a meterte en problemas, a vivir pidiendo disculpas o tapando mentiras, necesitas urgente dominio interior de ese pequeño miembro. Unos minutos a solas con tu Creador cada mañana poniendo tu lengua bajo Su control, te aseguro que hará de tu día algo especial y serás una fuente de bendiciones para los que te escuchen.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Una lengua bajo control es una vida bajo control.