Charles Ward, el presidente de Brown y Bigelow, de St. Paúl, Minnesota es, probablemente la persona que más oportunidades a dado a ex convictos empleándolos en su propia empresa. Ha dado trabajo a centenares de ellos, muchos de los cuales han subido a posiciones de prestigio allí o en otras compañías. Es que él mismo estuvo detenido en un presidio federal condenado por un delito que nunca cometió. Charles, en lugar de increpar a la justicia y llenar su corazón de amargura por el maltrato que se estaba cometiendo hacia su persona, decidió usar su experiencia en ayudar a otros presos que habían cometido crímenes reales.

En la cárcel conoció a Herbert Bigelow, un convicto que cumplía su sentencia y que le creyó su inocencia y le prometió emplearlo en su fábrica tan pronto como ambos se encontraran en libertad. Desde su empleo de 25 $ semanales, ya liberado, escaló posiciones en la empresa de su amigo hasta llegar a compartir la gerencia y dedicarse a emplear a estos marginados sociales que al salir de los penales no tienen chance en la vida. El mismo dice: “Han venido a nosotros personas con toda clase de antecedentes criminales y teniendo confianza en ellos les enseñamos a mirar hacia el futuro. Algunos me critican por emplear como jardinero a uno que fue asesino y trabajar en mi parque junto a mis tres niños. Claro que sé lo que él ha hecho, pero no miro eso sino que confío en lo que está haciendo ahora.”
Si hay alguien que quiere darte oportunidades sin reservas y sin fijarse en lo que hayas sido o hecho, ese es Dios. Te invita a trabajar en su empresa eterna: La Iglesia, sin reparos. Te acepta tal y cuales eres, con tu pasado, presente y futuro. Sólo cuéntale lo que has hecho, Él te perdonará y arrojará tus pecados a lo más profundo del mar para hacer de ti una nueva criatura y forjar, de a poco, un nuevo mañana. El ladrón de la cruz, le pidió a Cristo una oportunidad y el Hijo de Dios, sin pedirle antecedentes o promesas de cambio, le tomó de la mano y le introdujo ese mismo día al paraíso.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

El hombre perdona pero no olvida… Dios sí.