Si te digo que tu vida puede cambiar radicalmente sólo en 52 segundos, posiblemente me digas que eso es imposible. Era sábado a la noche de un tranquilo día de Abril. Nada parecía alterar la normalidad de aquel fin de semana. Cuando de repente la tierra empezó a temblar bajo nuestros pies. En cuestión de segundos mi esposa, yo y otros habitantes del barrio nos encontrábamos en la esquina más segura observando impertérritos cómo todo se tambaleaba.

Te conté algo al respecto hace algunos días, refiriéndome a la “zona segura” donde acudir en esos casos, ¿recuerdas? Pero quiero, en esta oportunidad, traer a reflexión la situación que están viviendo miles de damnificados que vieron perder todo el esfuerzo de sus vidas en lo que duró ese sismo: 52 segundos. Las imágenes son vívidas al captar el rostro de estas personas contemplando lo que una vez fue su hogar y hoy es solo un montón de escombros. Una mezcla de confusión, inseguridad, desamparo y bronca es lo que transmiten esos semblantes.

¿Lo has vivido alguna vez? ¿Te has visto también sentado de cara a tu realidad presente, observando “lo que quedó” de tu salud, de tus hijos, tu matrimonio, tus finanzas o tus proyectos? Observas impotente cómo tu sueño se hizo pedazos en cuestión de días, horas, minutos, (¿segundos?)… Consideras volver a empezar, pero miras los escombros que quedan de cimientos de etapas ya acabadas y te duele empezar, dudas en comenzar, se te hace difícil la tarea… Todo en un abrir y cerrar de ojos.

Es que la vida es así. Es fútil. Imprevisible. A veces hostil e implacable. Otras veces incongruente. Muchas veces cambiante. ¡Pero tu temple debe ser firme, optimista, positivo! A veces haciendo oídos sordos al comentario y la crítica. Otras veces con rostro duro como el mármol. Muchas veces lucharás en soledad. Recuerda que Dios nunca cambiará una circunstancia si primero no ha logrado cambiar tu corazón. Si hoy te encuentras solo y desilusionado, sabe que allá arriba hay Alguien que te observa, comprende y extiende Su mano para ayudarte y animarte a comenzar de nuevo. ¿Le dejarás?

Pensamiento del día:

Nuestra vida comenzó en cuestión de minutos. Acabará en cuestión de minutos. Puede cambiar en cuestión de minutos.