Dos amigos míos dejaron abierta la puerta de su casa por salir apresuradamente a almorzar. Al regresar encontraron que visitantes no deseados, amigos de lo ajeno, habían entrado. Se tomaron todo el tiempo necesario para robar lo que a su paso hallaron. Ante semejante cuadro llamaron inmediatamente a la policía los que nada pudieron hacer al respecto. Ya era tarde para encontrar a los culpables del hecho. Aunque en realidad no sé quién es más culpable si los ladrones o mis amigos que dejaron su puerta abierta. Nada hubiese sucedido si ellos hubieran dejado la casa a resguardo. Al fin al cabo, como dice el viejo adagio: “La ocasión hace al ladrón”.

Creo que sucede algo similar en nuestras mentes cuando la duda y los temores logran anidar en nuestros pensamientos. En alguna manera la duda es como abrir la puerta de tu corazón. El que duda se encuentra en una situación vulnerable. Está expuesto al sutil engaño del Engañador. Este ardid utilizado por el diablo desde el mismo Edén con Eva le sigue dando buenos resultados. Primero cuestiona la Verdad de Dios, y cuando logró seducirte para que abras la puerta de tu mente, entra amigablemente, se sienta en tu mesa y comienza un “dulce” diálogo a través del cual te hace dudar primero, para convencerte después, de que su propuesta siempre es mejor que la de Dios.

Obvio que todos tenemos miedos, temores, dudamos, vacilamos, pero de ahí a abrir de par en par la puerta de tus convicciones de vida para que toda tu estructura se debilite es muy diferente. Cosas que antes defendías ahora las cuestionas. Principios de vida y promesas eternas de Dios ahora son puestos a un lado, y pensamientos infundados pasan a ser tu Norte. ¡NO! No le des lugar al diablo. Desaloja todos esos pensamientos de temor, esos sentimientos de fracaso y miedo al futuro aferrándote a las promesas inconmovibles de Dios. De lo contrario nunca avanzarás en ningún proyecto de vida que emprendas. Ta paralizarás por la duda y acabarás escondido con temor y vergüenza como Adán y Eva en aquel Edén. Cada día refuerza la puerta de tu mente con las llaves de Sus promesas.

Pensamiento del día:

El que al viento observa con desconfianza nunca sembrará y el que teme por la lluvia nunca cosechará. Eclesiastés 11:4. (La Biblia)