En los días primitivos de la colonización del Oeste de los Estados Unidos de Norteamérica, un viajero solitario llegó a la orilla del río Mississipi al anochecer. El camino terminaba abruptamente allí y no había puente alguno, sólo el frío río congelado. Tuvo que tomar la decisión de pernoctar allí, a la intemperie, en la fría noche, o animarse a cruzar el hielo con temor de que se rompa y llegar al poblado que había en la otra orilla. Lo pensó seriamente y decidió cruzar el río. Puso su pie y dio el primer paso, el hielo no se rompió. El segundo, el tercero, caminaba sigilosamente, algunos tramos los hacía de rodillas, casi acostado en el hielo por temor a que no soporte el peso de su cuerpo esperando el momento en que un chillido le indique que aquel piso flotante comenzaba a resquebrajarse.

En un momento oyó un ruido lejano, algo así como ruido de carruajes, trotar de caballos y alguien cantando. Para su asombro, una gran carreta venía por el camino tirada por tres caballos y con una pesada carga de troncos. Aquel caminante esperaba el momento en que el conductor detuviera la marcha al fin del camino. Su sorpresa fue grande cuando observó que no detuvo la marcha y, además, siguió tranquilamente cantando su canción, subió al hielo, y como si nada hubiese cambiado, atravesó el Mississipi tranquilamente. Claro, realizaba aquel viaje en busca de madera todos los días y conocía perfectamente que el hielo no se rompería.

Muchos andan por la vida temerosos, despacio, arrastrándose, presa del miedo y esperando el desastre. Pero los que esperan en Jehová, dice la Biblia que no tendrán temor de malas noticias, porque saben que están parados sobre terreno firme.

¿Eres tú uno de esos que tiemblan al dar cada paso? Confía en Jesús y atravesarás el río de esta vida sano y salvo. Porque el Señor dijo: “No te dejaré ni te desampararé.”

PENSAMIENTO DEL DÍA:

LOS QUE CONFÍAN EN JESÚS NO TIENEN TEMOR DE MALAS NOTICIAS.