Era una fiesta de cumple años. No cualquier fiesta; la realeza se encontraba reunida en el palacio imperial romano, en Jerusalén. ¿El agasajado?, un loco llamado Herodes. (Puedes enterarte de sus demenciales actos leyendo cualquier biografía de historia antigua). Entre sus excesos, la moral no fue la excepción.  Mantenía una relación con Herodías, su cuñada. Sí, como te dije, ¡su cuñada! Como puedes ver, este asunto de “todo vale”, del relativismo moral y del hedonismo, no es cuento nuevo; no, para nada. Resulta que en aquella fiesta de lujuria, su sobrina bailó sensualmente y agradó al alcoholizado monarca. Este, sin medir sus palabras, dijo a la muchacha: “Pide lo que quieras. Hasta la mitad de mi reino puedo darte”. La mamá (cuñada en cuestión) aprovechando la oportunidad, susurró a su hija que pidiera la cabeza del profeta Juan el Bautista en una bandeja de plata. ¿Por qué?, porqué este, “sin pelos en la lengua”, denunciaba a Herodes y a su cuñada sobre la relación ilícita que sostenían. Y así fue. Puedes leer más detalles en Mateo 14.

Pero déjame resaltar algunos matices que se repiten hoy en día también.  1) Sensualidad en adolescentes y adultos. 2) Abuso de poder, hasta el punto de “regalar” la mitad de un reino que no es propio. 3) No medir las consecuencias de mis palabras que me meten en problemas vez tras vez. 4) La necesidad de quedar bien con los demás. 5) Orgullo enfermizo, que me impide arrepentirme para no desprestigiar mi imagen ante los otros. 6) Malos consejos y malos ejemplos de madres a hijas. 7) Preferir vivir con lo amargo de la venganza antes que disfrutar la mitad de un reino. Como podemos ver no ha cambiado mucho el mundo ni el corazón de sus habitantes. Así, necesitamos vivir de festejo en festejo para disimular, aunque sea por algunas horas, lo amargo de vivir (o mejor dicho morir) sin Dios. Que tu próximo cumple años te acerque más a la vida eterna, no a la muerte eterna.

Pensamiento del día:

Necesitamos vivir de festejo en festejo para disimular la tristeza.