La actitud con que encares los proyectos y desafíos cotidianos es esencial para regular las fuerzas y no quedar, como tantos, a la vera del camino y exhaustos. Es por eso que Jesús dijo: “Vengan a mí todos los que se sientan agotados y sin fuerzas que les voy a decir un secreto: Si cultivan una actitud de corazón tranquila y humilde, cada vez que se vean abocados en alguna tarea, así como lo ven hacer en mí, por más que sea pesada como un yugo,  la encontrarán liviana, y experimentarán esa paz interior que regula las fuerzas para continuar”. (Paráfrasis del autor).  Mansedumbre (espíritu dócil y rendido), y humildad (sumisión, obediencia, acatamiento). Escasean hoy ¿verdad?… De ahí el estrés, el mal genio, la ira y los “nervios de punta”.

Cierta vez una anciana caminaba al costado de una carretera arrastrando su pesada carga sobre las espaldas. Un conductor la vio y se compadeció de ella. Detuvo su camioneta y le indicó que subiera en la parte trasera. Luego de andar algunos metros observó que la mujer viajaba parada cargando aun su peso. ¡Señora, deje la carga sobre el piso del vehículo, por favor!” “No”, exclamó la anciana. “Me está llevando a mí, eso ya es bastante como para que lleve también mi  carga”. ¡Casi cómico! ¿Verdad? Bueno así de ridícula es la actitud de todo aquel que le entrega el destino eterno de su alma al Fiel Creador, pero se niega a entregarle sus cargas. Permíteme decirte que, cuando Él te invitó a subir lo hizo calculando tu peso y el de tus cargas también. Ya sabía de tus luchas, de tus temores, de tus fracasos y de tus retrasos. Igual te invitó a unirte a Él. No es sorpresa tu carga pesada. Quizás sea hora de darte cuenta de esto y dejar tu peso a Sus pies en oración, pues  la oración es el lugar donde las cargas cambian de hombro. La letra de una canción cristiana dice: “Si el peso del mundo cargó sobre sus hombros, sabe, mi hermano, que Él te sostendrá a ti”.

Pensamiento del día:

La oración es el lugar donde las cargas cambian de hombro.