Todavía se usa hoy, en las labores culturales en el campo, una pala o rastrillo grande, en forma de horqueta para levantar las espigas en la cosecha y lanzarlas al aire para que se vuele la paja, y caiga, en un lienzo previamente dispuesto, el grano maduro. En tiempos bíblicos se le llamaba aventador o bieldo. Esta herramienta es citada en el evangelio de Mateo, capítulo 3:12, “Su aventador está en su mano, y limpiará su era y recogerá su trigo en el granero». En este caso, entonces, lo que se va es lo malo, y lo que queda es lo bueno. Pero quiero hablarte de otra herramienta cuyo uso es similar, pero su fin es totalmente opuesto. Se llama zaranda, quizás más conocida para ti. También Jesús se refirió a ella hablando con el apóstol Pedro: “Simón, Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo.” (Lucas 22:31). No usó la palabra aventador. Es que en el caso de la zaranda es a la inversa, luego de usarla, lo que pasa el tamiz y se va es bueno pero lo que queda es lo malo. El aventador, en Mateo, era usado por el Espíritu con un fin noble, la zaranda, en Lucas, por Satanás, con un fin perjudicial. Pero tanto en el primer caso como en el segundo, Dios tiene el control “para que tu fe no falte”. ¡Qué paz me trae esta verdad!

Cuando Satanás te tienta es para que asome en ti lo malo, cuando Dios te prueba es para formar en ti lo bueno. Cuando te encuentres bajo presión y ataque del enemigo debes temer, no seas confiado, porque el que se cree estar firme mire que no acabe en el suelo. Nunca olvides que hay suficiente carne en ti como para acabar relaciones, dividir una iglesia o arruinar un testimonio. Ahora, cuando Dios te ponga en su “era”, te levante con su aventador, te lance por los aires, y a ti te parezca que todo se salió de control, tranquilo, el viento de la prueba se llevará lo malo y cuando acabe todo y estés firme, habrás quedado más limpio, más maduro y más perfecto que antes.

Pensamiento del día:

El que huye de la mano de Dios, se aferra a las garras de Satanás.