Es conocida por todos la frase: “Sin rueditas”, haciendo alusión al niño que superó una de las etapas más significativas de su infancia: andar en bicicleta sin rueditas de apoyo. ¡Con cuánta emoción va a contarle a su abuelo que logró alcanzar la meta! Pero para lograrlo tuvo que atravesar momentos de lágrimas, caídas, enojos con papá y las dos rodillas heridas. Pero eso ya ni se recuerda, no importa el precio pagado por la lección aprendida. Por la tarde se pasea orgulloso ante sus compañeros del barrio exhibiendo su elegancia al mantener el equilibrio sobre su bicicleta sin rueditas de apoyo. Obvio que horas antes discutía con su padre porque le soltó, lloraba tomándose otra vez su rodilla y se avergonzaba de sus caías en público. Alguien dijo que la vida es como una bicicleta, si dejas de pedalear te caes. Todos deseamos mantener el equilibrio en las distintas áreas de nuestra vida pero para llegar a aprender eso es necesario muchas veces sufrir. Nuestra cultura, adicta al buen pasar, pinta de cierto color negro el sufrimiento. Se intenta evadirlo. Los sicólogos aconsejan a los padres no reprimir a sus hijos con negativas porque pueden “dañar” su autoestima. Así, padres sobreprotectores, les hacen daño a sus hijos al darle todo lo que piden y evitándoles ser expuestos a situaciones de exigencia extrema. Dios como nuestro Padre sabe que necesitamos sufrir, llorar, sudar, trabajar, a veces hasta fracasar, para volver a intentarlo y aprender. Las lecciones asimiladas en momentos así no se olvidan nunca porque se plasman con lágrimas derramadas y noches de agónico clamor a Dios. ¿Cuál es tu primera reacción ante el dolor y las pruebas? El apóstol Pablo sabía mucho de esto y, en su segunda carta a los Corintios les dice: “Por eso, no desmayamos. Aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior se renueva de día en día. Porque esta leve y momentánea tribulación, produce una eterna gloria, que supera toda comparación.” Cuando comprendamos que las pruebas no son contra nosotros sino para nuestro bien y para el desarrollo de nuestro carácter podremos aceptar sin quejarnos los incomprensibles tratos de Dios.

 

Pensamiento del día:

Dios te quitará todo apoyo para que aprendas a apoyarte solamente en Él.