La protagonista del libro de Ruth, en la Biblia, se llamaba Noemí. Esta mujer disfrutaba de una hermosa familia formada por su esposo y dos hijos varones. Llegó la crisis económica y tuvieron que emigrar a tierras lejanas, al extranjero. Allí, su estabilidad económica mejoró pero males peores le esperaban. Primero su esposo, luego uno de sus hijos, y por último el otro; los tres hombres de la casa murieron. Devastada, pobre y viuda, regresa a su tierra natal con la tristeza dibujada en el rostro. Escuchemos lo que dice mientras transita las calles de su aldea  ante la mirada impertérrita de las vecinas: “Habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ella, y decían: ¿No es ésta Noemí?  Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías.” Ruth 1:19-21. Pero ¿cómo es eso Noemí que te fuiste con las manos llenas? ¿Si dice el relato que tus finanzas estaban en cero?…Creo que si Noemí viviese nos respondería algo así: “Sí, mi capital económico estaba en cero, pero mi capital de vida, que era mi familia, mi esposo y mis hijos estaba intacto y creciendo. Pero no supe verlo. Sólo miré la cuenta en el banco y me fui. Me fui lejos, pero me arrepiento. Cuando me fui estaba llena, satisfecha con mi familia. ¿Por qué me fui? La verdadera riqueza la tuve cuando tenía a mi esposo y a mis hijos con migo y no teníamos dinero. Ahora Dios me ha traído de vuelta con las manos vacías. Quizás con un poco más de dinero, pero sin familia”. Lamentablemente nos damos cuenta del valor que tienen las cosas cuando las perdemos. Dios mira a la familia como un bien mayor. La pregunta que nos debemos hacer es si nosotros vemos a nuestra familia como un bien o como una carga. Piensa ¿venderías a tu esposa por un trabajo?… ¿Venderías a tus hijos por un partido de vóley?… Estoy seguro que no. Pero si invertimos horas mirando T.V., o divirtiéndonos con los amigos estamos cambiando el tesoro de la familia por espejitos de cotillón.

Pensamiento del día:

Las cosas de más valor no son cosas. (Heber A. Gallitto)