De alguna manera, las diferentes experiencias que se van sucediendo en nuestras vidas, son como cargas adicionales que se suman sobre nuestras espaldas y nos hacen el andar cada vez más lento. Son esas circunstancias, (mayormente adversas) las que son capaces de doblar nuestro yugo y nos hacen inclinar de rodillas en busca de socorro. Aquellos que hemos encontrado en Jesús un fuerte consuelo para atravesar las diferentes experiencias que la vida nos depara, comprendemos que cada una de esas luchas y todas en conjunto tienen como fin hacernos profundizar en nuestra relación con Él. Las necesitamos, aunque no nos guste atravesarlas. Cuando nuestra vida está libre de problemas, cuando nuestros cuerpos están libres de enfermedades, cuando nuestras finanzas están libres de deudas, y cuando nuestras relaciones interpersonales están libres de conflictos, tenemos la tendencia a andar por el camino de la vida con actitud erguida, casi insolente, indiferente a las cosas eternas, enajenados de Dios. Es entonces cuando comienza a asomar en el horizonte la próxima crisis, casi siempre permitida y aprobada por Dios con anticipación, controlada por su sabiduría y diseñada a nuestra medida para que ahondemos un poco más en nuestra relación con Él.

A Dios nunca le gustó una piedad superficial, este tipo de experiencia espiritual es de corta duración. En cambio, aquellos que hemos aprendido a ver a un Dios de amor detrás de cada aparente incongruencia en la vida, nos disponemos a inclinar en reverencia nuestra voluntad y sacamos provecho de esas situaciones para conocer a Dios un poco más de cerca y de una manera más profunda y personal. Muchas veces, el peso de esas experiencias se torna tan grande que caemos de espaldas al suelo, pero alguien dijo que muchas veces necesitamos ser derribados de espaldas, porque solamente así dirigimos nuestra mirada al cielo. Debemos aprender a ver cada problema como un llamado de atención de Dios a mi vida para avanzar un paso más en mi experiencia con Él.

Pensamiento del día:

A mayor carga, mayor presión. A mayor presión, mayor pasión.