En las áreas protegidas de la Franja de Gaza, refugiados palestinos buscan tregua en grandes hangares dispuestos por convenio entre árabes e israelíes y bajo la tutela de las NN.UU. Es una zona “segura”, donde el conflicto bélico que acosa medio oriente desde hace medio siglo no tiene tanto impacto. Aterrados, los padres y sus hijos, aferrados a sus madres, observan con horror los aviones y los misiles que surcan el cielo, tanto desde una frontera como la otra. Supuestamente, estas armas de destrucción masiva no deben caer sobre esta franja. Pero la realidad es otra. Cada día civiles inocentes mueren o son mutilados justamente en el lugar donde deberían estar a salvo. Son promesas incumplidas. Es una zona donde la ambición y el orgullo ¿santo? pueden más que la tregua y el perdón. El hombre busca, desde siempre, “zonas seguras”. En la generación prediluviana tuvieron su refugio en la gran arca. Lot fue puesto a salvo en Sinar de la condenación que acabó con Sodoma. Cuando las plagas azotaban a la soberbia egipcia, le campamento de los hebreos estuvo a salvo. En la invasión a Canaán, los espías estuvieron a salvo en casa de Rahab, la ramera. Ya instalados en su tierra Jehová dispuso una ciudad de refugio para que todo aquel pecador desprevenido esté a salvo hasta tanto se aclare su delito. A David, Dios los escondió en una cueva, a Elías en el Monte Carmelo, a Jeremías en una cisterna y a Daniel en un foso con leones. Fueron “Zonas de Gracia”. Lugares donde, aunque ruga la tormenta fuera, adentro estás a salvo.
En medio de este mundo agitado, con oleadas de delincuencia, inmoralidad, atentados terroristas y vicios destructivos ¿no anhela tu alma un lugar seguro, estar a salvo, una zona de descanso?… Dios ofrece este sitio en Cristo. Es una zona donde, a pesar que habrá tanto buenos como malos momentos, cosas planeadas y cosas aparentemente descontroladas, momentos felices y de los otros, los tristes y con lágrimas, siempre el protagonista de ese lugar será la Gracias de Dios y su amor. Puedes entrar, aún hay lugar, la puerta sigue abierta. No te quedes afuera. Es peligroso… Muy inseguro.

Pensamiento del día:

Toda propuesta de seguridad momentánea a parte de Cristo es solamente otro paso que te acerca más a la condenación eterna.