Tres personajes, un mismo factor común. Veamos. Bartimeo, ciego de nacimiento. Se enteró que Jesús pasaba cerca de su comarca y no desaprovechó la oportunidad. Se acomodó en un lugar conveniente cerca del camino y cuando notó que se acercaba el nazareno comenzó a gritar con tanta fuerza que tenían que callarlo para que no moleste. Una mujer con hemorragias desde hacía doce años. No sabemos su nombre, pero perseguía a Jesús por atrás, escondida entre la multitud mientras se abría paso a través de ella y se auto convencía: “Si tan solo alcanzare a tocar el borde de su manto. Si tan solo lo tocare sé que seré sana”. El tercero, retrocediendo en la historia, Jacob, un luchador innato. Se topó con el Ángel de Jehová, se aferró a Él y le dijo: “No te dejaré si no me bendices”.
¿El factor común? Los tres estaban, de alguna manera, descontentos con su estado actual. El primero dijo: “No me conformaré más con mi oscuridad. ¡Tengo que hacer algo! ¡Esta es mi oportunidad! Quizás Él pueda sanarme”. La segunda dijo: “Gasté todo mi dinero debajo de muchos médicos y me va peor. ¿Qué pierdo con probar una vez más?”, y el tercero dijo: “Estoy cansado de vivir escapando y engañando. Esto no me trae felicidad. Necesito la bendición que viene de arriba”. ¿Lo puedes ver? Todos estaban cansados de su situación, insatisfechos, descontentos. ¡Ese es el puntapié inicial para lograr un cambio! De lo contrario nunca saldrás de tu estado actual. Muchos de nosotros lamentamos nuestra condición actual pero no hacemos nada por remediarla. Adoptamos una postura de víctima, de incapacidad, de fracasado y suspiramos mientras otros pasan y reciben su milagro, su bendición. ¡Despiértate, tú que duermes, y te alumbrará Cristo!, dice la Palabra de Dios. Si estás mal, debes abandonar ese estado. Si estás bien puedes estar mejor. Pero siempre habrá un peldaño más que subir y no debes detenerte.

Pensamiento del día:

La superación debería ser el estilo de vida del que quiere llegar alto.