Alguien dijo que la vida es cíclica, es como un boomerang, y es verdad. En palabras mucho más apropiadas, la Biblia lo expone diciendo: “Echa tu pan sobre el agua que después de muchos días lo encontrarás”. Todos sabemos que si tu pan cae al agua en pocos minutos se deshace, se pierde, desaparece. En la práctica sí, pero aplicándolo a la vida, no. Regresa, lo vuelves a hallar. Echa un pan de misericordia y ten por cierto que alguien, pronto, hará misericordia contigo. Echa el pan de consolación y cuando necesites, alguien se pondrá a tu lado para consolarte, no lo dudes. Echa el pan de compresión y contención y te verás rodeado de amigos, de los buenos, que te sostendrán cuando tu fe flaquee. También funciona en el sentido inverso, ¡cuidado! Pues si echas un pan de amargura cosecharás amargura. Si echas pan de rencor quedarás solo, sola; si echas el pan de odio serás odiado y si echas pan de gritos y de ira, después de algún tiempo lo encontrarás lleno de gritos y de ira, (y tendrás que comértelo, te guste o no).  En otro pasaje semejante en la Biblia, leemos: “No se engañen, todo lo que cada hombre siembre, en algún momento de su vida, eso mismo será lo que coseche”. Hoy somos lo que ayer hicimos. Mañana seremos lo que estemos haciendo hoy. No hay vuelta que darle, la vida es un boomerang, y como tal vuelve a ti si no impacta en el blanco deseado. Piensa: Cada acto es eterno, cada palabra tiene el potencial de iniciar una reacción en cadena, cada caricia se multiplica y cada golpe te será devuelto con mayor fuerza. Si fuésemos conscientes de que cuando “lanzamos” nuestro pan, sin considerar el propósito ni el blanco al que apuntamos nos regresará con la misma fuerza y al mismo lugar, seguramente pensaríamos dos veces las cosas antes de hacerlas y las palabras antes de decirlas, pues el que habla sin pensar es como el que dispara sin apuntar.

Pensamiento del día:

Hoy somos lo que ayer hicimos. Mañana seremos lo que estemos haciendo hoy.