En el evangelio de Juan capítulo 6:22-71, tenemos un extenso discurso dicho en ocasión a la alimentación milagrosa de los cinco mil, un día después de dicho milagro. La muchedumbre que participó de la multiplicación de los panes y los de peces se encontraba excitada hasta el punto de querer hacer Rey a Jesús. Al amanecer del siguiente día le buscaron y no le hallaron, hasta que noticias provenientes del otro lado del mar de Galilea dieron cuenta de su paradero. Usaron como transporte algunas embarcaciones que estaban arribando al lugar y fueron en busca de Jesús. Le hallaron, dice el versículo 59,  en la sinagoga de Capernaúm, donde estaba enseñando. El encuentro de esta multitud con Él y los doce empezó con admiración y terminó con rechazo. Este punto en el evangelio es crucial porque marca el comienzo del fin. A partir de aquí el círculo de seguidores de Jesús se comienza a reducir hasta llegar a su mínima expresión. “Rabí, ¿Cuándo llegaste acá?”, fue la pregunta con la que los seguidores encararon a Jesús. La respuesta del Señor fue tajante en el versículo 26: “De cierto, de cierto os digo que me buscáis no porque habéis visto las señales, sino porque  comisteis el pan y os saciasteis.” Otra versión dice: “…os llenasteis”. Me puedo imaginar la cara de estos aduladores por excelencia al encontrarse de frente con sus propias motivaciones expuestas justamente por la boca de Aquel a quien ellos mismos estaban proclamando Rey. Es que Jesús usa la zaranda porque no confía en las mayorías. Notemos el descenso en las motivaciones de los distintos auditorios que fueron testigos de sus señales: Los Samaritanos creyeron por su palabra, como debe ser, dice el 4:39. Los Galileos, por sus prodigios, dice el 4:45, y estos, de Capernaúm, por sus provisiones, dice el 6:26. ¿Cuáles son las motivaciones que tenemos  para ir a Jesús? No en vano las primeras palabras dichas por el Señor en este evangelio fueron: “¿Qué buscáis?”  (1:38). Estos falsos seguidores son como muchos hoy día que profesan fidelidad y admiración pero ante la menor sombra de su cruz, huyen despavoridos. Jesús sigue caminando, tú le sigues. Él se detiene, se da media vuelta y te dice: “Y tú ¿qué buscáis?… ¿Qué le respondes?

Pensamiento del día:

Si sigues a Jesús sólo para obtener beneficios personales pronto acabarás apartándote de Él.