Alguien dijo que el pasado debe ser un trampolín que te proyecte, no una hamaca que te columpie. Si quedas meciéndote de un lado al otro de tus recuerdos nunca llegarás a ningún lado. Las escenas acumuladas en el banco de tu memoria son un capital de vida que puede ayudarte para forjar tu futuro o pueden estancarte con sentimientos de derrota que anestesien tus ganas de intentarlo de nuevo dejándote anclado a evocaciones traumáticas. Como un barco moviéndose inútilmente de un lado al otro del muelle, anclado al arenoso fondo, así tu vida pasa anclada en las arenas del pasado e inmóvil en el amarradero de tus recuerdos. Suspiras pensando “si esto o aquello no hubiese pasado, si esto o aquello hubiera sucedido… Yo no sería hoy como soy ni estaría como estoy ahora”. ¿A dónde te conduce un razonamiento así?, a nada, absolutamente a nada. Verás pasar tus años columpiándote nostalgiosamente en el patio trasero de tu existencia mientras otros pasan, saltan y avanzan por la vida. Ellos también tendrán capítulos oscuros de los cuales se avergüenzan. También ellos tendrán cosas que lamentar. Pero no consideraron ese pasado como hamaca de sus recuerdos sino como trampolín para nuevos desafíos aferrados a la mano amigable de un Dios Omnipotente. Prestarle, aunque sea solamente por unos instantes, la llave del banco de tu memoria al Diablo puede ser fatal. Él, que es mentiroso y padre de mentiras, puede sembrar en lo más íntimo de tu ser la semilla de la duda. Esa semilla germinará, brotará y te hará creer que Dios se olvidó de ti, que te traicionó, y que no eres de valor. Pronto se dejará ver el fruto de la desesperanza y tu vida se derrumbará otra vez como antes. Otra vez escombros, otra vez tragedia, otra vez dolor. ¿De quién es la culpa? ¿Del ladrón o del que le dio la llave para que entre?…  Entrégale esos recuerdos pasados a Dios. Tú ya no puedes más cargarlos solo, sola. Deja que Él los sane. Te dará un nuevo corazón, una nueva conciencia y nueva mente, y comenzarás a llenarte de momentos gratos en la nueva familia del Padre junto a los hijos de la fe.

Pensamiento del día:

Prestarle, aunque sea solamente por unos instantes, la llave del banco de tu memoria al Diablo puede ser fatal.