Conseguir de una persona lo que esperamos al invertir tiempo en ella es todo un desafío. Pasamos gran parte de nuestras horas dedicados a alguien que no responde como esperábamos y llegamos a dudar si alguna vez comprenderá. Jesús lo experimentó vívidamente en sus seguidores. A horas no más de ser arrestado, muerto y sepultado, ellos discutían entre sí quién era el más importante. Creo que fueron más las veces que tuvo que soportarlos que las que disfrutó de ellos. En nuestro caso puede ser por la dureza del corazón de los que comparten nuestras vidas, llámese hijos, cónyuge, compañeros de trabajo ministerio, etc. Pero, también puede ser por la dureza del corazón nuestro que sólo exige y exige, obliga, empuja, impone, no espera, no se es mediático, no somos sensibles al mal día del otro, a su cultura, o sus capacidades y “ritmos” diferentes. Alguien dijo que si queremos llegar rápido es mejor andar solos, pero si queremos llegar lejos es mejor andar en equipo. Hoy día vemos a nuestro paso una cantidad increíble de víctimas del maltrato. Se discrimina, se desecha y se sustituye al que no cumple nuestras expectativas por otro mejor o más rápido, se toman decisiones ignorando los efectos colaterales que estas pueden causar en los demás. Nos divorciamos sin considerar el trauma en nuestros hijos. Despedimos obreros sin importar su contexto familiar, juzgamos apresuradamente y lastimamos al otro con nuestras palabras sin medir el trauma sicológico que podemos causar. Esperamos que los demás nos entiendan, nos ayuden, nos escuchen y nos colaboren en nuestra causa cuando nosotros no entendemos razones, ni ayudamos al prójimo, ni tomamos tiempo para escuchar o ayudar causas ajenas por considerarlas inferiores a las nuestras. En otras palabras, esperamos cosechar miel cuando tratamos a la colmena a patadas. Trabajé un tiempo en la apicultura y te puedo asegurar que, con una actitud así,  sólo cosecharás picaduras y aguijones, nunca miel. Necesitamos hombres y mujeres mediáticos, pacientes, altruistas, condescendientes. Eso se consigue, únicamente, siendo portadores del amor de Dios demostrado en la persona de su Hijo Jesús muriendo por cada uno de nosotros en la cruz. De lo contrario seguirás dominado por esa natural tendencia a conseguir tus logros sin importar el costo.

Pensamiento del día

Cambiemos la historia, el fin NO justifica los medios.