En el banco de mi memoria guardo recuerdos gratos de mi tiempo de colegio. Conviví cinco años con sesenta alumnos varones que estudiábamos internos en la Escuela Agro técnica de Verónica, Buenos Aires.  En los meses de calor (octubre a diciembre) solíamos refrescarnos en un gran tanque australiano que servía de piscina. No más de un metro y medio de profundidad y diez de diámetro eran más que suficientes para calmar el calor con temperaturas de más de 35°. Pero había un juego que era el favorito de todos. Formando una fila en el borde interno todos caminábamos cada vez más rápido hasta crear una corriente de agua en el interior del tanque que te llevaba flotando solamente con alzar tus pies. Pero lo mejor estaba por venir. A la voz de uno de nosotros todos debíamos tratar de cambiar la dirección de la correntada caminando en sentido opuesto. Sólo los más fuertes conservaban su puesto, el resto, era cómico verles flotar a la deriva tratando de mantenerse en pie en medio del remolino. Creo que no es muy diferente a lo que se ve hoy en día. Existe cierta corriente engañosa que propone una dirección peligrosa dentro de este “tanque llamado mundo” en el que tú y yo vivimos. Si te quedas parado o te duermes te llevan por delante. En Ecuador, país donde resido hace 16 años, aprendí una frase popular: “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”. Es verdad. Si te dejas anestesiar por los placeres propuestos, por los engaños comercializados, por las promesas infundadas, cuando te quieras dar cuenta ya no haces pie en la tierra. Estás viviendo una realidad virtual que te arrastra a donde no quieres. Alguien dijo que solamente los peces muertos nadan con la corriente. Te pregunto: ¿Nadas con la corriente o nadas en contra de ella? Tú me dirás que es imposible nadar en sentido contrario. Que este sistema cósmico está diseñado para el activismo y el consumismo, para el hedonismo y el materialismo y que no te deja opción. Pero yo quiero decirte hoy que un día Alguien se paró firme en medio de este remolino desenfrenado y dio una voz de mando: “Venid en pos de mí”, dijo, y  entonces, todo cambió.

Pensamiento del día:

Los peces muertos son los que nadan a favor de la corriente.