Es triste observar la funesta realidad que se despliega ante nuestros propios ojos respecto a mensajes turbios que se transmiten desde los medios masivos de comunicación como series televisivas, cine, revistas, etc. Me estoy refiriendo a personajes de dudosa identidad en lo sexual que, disfrazados detrás de una apariencia infantil e inocente, son lanzados al mercado con su maligno mensaje virtual. Así como relaciones sentimentales entre especies de distinto género. Tal es el caso de la jirafa y el hipopótamo de “Madagascar” quienes viven su idilio, o una de las hermanastras de Cenicienta en la película “Shrek” de apariencia notablemente masculina. Otro personaje de identidad sexual confusa es la morsa de “La era del hielo 4”, o el lobo de “Shrek” que se viste de mucama. En un episodio de “Bob Esponja”, este se viste de mujer y, en pareja con Patricio, adoptan una almeja de bebé. En Sherk una dragona se casa con un burro y tienen ¿burrones? o ¿dragurros?… ¡A dónde hemos llegado! (o lo que es peor ¿a dónde llegaremos?) No quiero abandonar este tema sin traer también a colación el hecho de que en casi todas las películas infantiles tradicionales, inclusive las clásicas de décadas pasadas revividas en la pantalla grande,  carecen de la figura materna en sus argumentos. El personaje femenino encargado de velar por la protagonista siempre es un hada, o una tutora o una madrastra, pero nunca se ve la figura materna y rara vez paterna. Así se continúa en este plan maquiavélico por diluir la familia, distorsionar el matrimonio y pervertir el sexo.

Vamos camino a la debacle moral y la hecatombe social predicha por la Biblia siglos atrás. Mis hijos y los tuyos están siendo adoctrinados bajo estos parámetros y nosotros, impávidos, no hacemos nada. No hace falta ser profeta para vaticinar el caos de nuestra sociedad que ya es una “suciedad”. Necesitamos la luz de lo alto para ver esta amenaza y huir de este tsunami de inmoralidad cuya ola te arrastrará si no estás en Jesús. ¡Corre por tu vida!

 

Pensamiento del día:

No es sano vivir adaptado a una sociedad enferma.