Perdonar es cederle a otro mi derecho de venganza. Al ser agredidos, ofendidos, se activa en el interior de cada ser humano un natural mecanismo de autodefensa. Mi orgullo herido reacciona, mi yo interior, que se llama carne, grita. Todo mi ser arde de enojo y de ira. Algunos lo exteriorizan inmediatamente, otros mastican su rencor durante años o hasta toda una vida. Algo en nosotros se niega a perdonar. No es la reacción natural, todo lo contario. Preguntas como: “¿Quién se cree que es? Acaso no sabe quién soy yo. ¿Cómo se le ocurre? ¡Ya me va a conocer y me las va a pagar!”, son las más oídas ante una amenaza real o potencial. Lo cierto es que vivimos en un mundo agresor y todos llevamos un agresor adentro. Estas dos realidades hacen de nuestro cotidiano vivir un caldo de cultivo, ideal para la ofensa, el rencor y la falta de perdón. Al no perdonar hacemos uso de nuestro justo derecho a la venganza. ¿Justo derecho?… Erróneamente pensamos que así castigamos al que nos lastimó. Digo erróneamente porque el lastimado soy yo. Basándonos en esta clase de argumento ahora tengo otro problema más, el primero es que fui ofendido y el segundo es que me enveneno el alma a no estar dispuesto a perdonar. Me lastimaron desde afuera y ahora soy yo el que me lastimó desde adentro. No, esto no debe ser así. Todos ofendemos y no pocas, sino muchas veces, dijo Santiago en su epístola magistral. Pedro estaba dispuesto a perdonar hasta siete veces (aunque al centurión le cortó la oreja ante la primera amenaza), y el Señor tuvo que enseñarle que no siete sino 490 veces y más también.
Pero, ¿qué hacer con mi orgullo herido? El consejo bíblico es ir a la cruz. Allí nos encontraremos con un Jesús injustamente crucificado, colgando semidesnudo ante sus captores, torturado y humillado, clamar: “Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen.” Allí te enterarás que tú y yo hemos cometidos contra el Santo de Dios injusticias mucho peores que las que jamás alguien pueda cometer contra ti, ¡Y ÉL TE PERDONÓ! ¿Cómo no lo sabías? Búscalo en la Biblia, allí lo comprenderás.

Pensamiento del día:

Vivimos en un mundo agresor y todos llevamos un agresor adentro.