Cada vez que intentemos encasillar el obrar de Dios a nuestros estereotipados prejuicios saldremos perdiendo oportunidades y bendiciones. Porque Dios no obra como a nosotros nos parece que debiera obrar, por el simple hecho de que su forma de pensar dista mucho de la nuestra. Él no se mueve en base a códigos humanos sino divinos. Es, en palabras de Jesús a Nicodemo, como el viento, no sabes de dónde viene ni a dónde se dirigirá dentro de una hora. La tarde ya había caído. El Señor despedía a una multitud con sus estómagos repletos de alimentos por la milagrosa merienda que les acababa de ofrecer gratuitamente. Embarcó a sus discípulos en un bote y acordó encontrarse con ellos en la otra orilla dentro de dos horas, que es lo que se tarda en cruzar el Mar de Galilea. Pero habían pasado ya ocho horas y ese bote se debatía en medio de una feroz tormenta. Hacia las tres de la madrugada el Señor se aparece a sus discípulos caminando sobre el mar. A tal punto que estos experimentados y rudos pescadores se abrazaron como niños en medio de la barca y, con voz de miedo, exclamaron: ¡Un fantasma! Claro, parecía Jesús. Su silueta y su voz audible lo confirmaban. Pero… ¿caminar sobre el agua?… Eso es raro, muy raro. Su presencia no coincidía con la imagen del Cristo que habían conocido. Sus estructuras mentales no encontraban herramientas para definir esta situación. Es que Dios te va a parecer muchas veces raro, muy raro. ¿Y? ¿Acaso Él debe revelarse a tu vida como tú te lo esperas o te lo imaginas, o  como Él considere necesario?… De la misma manera la gente del pueblo no podía aceptar que, siendo un humilde carpintero, sea el prometido Mesías.

De la misma manera nosotros, cuando nos hemos formado una idea sobre un asunto, difícilmente la modificamos aun teniendo tanta evidencia que demuestre lo contrario. Así nos perdemos bendiciones como tantos contemporáneos a Jesús. De ahora en adelante, cada vez que Dios se presenta a tu vida, no veas fantasmas.

Pensamiento del día:

Permite que suba a tu barca aun cuando te dé miedo navegar a su lado.