¿Recuerdas ese juego de la infancia llamado «sigue al líder»? La idea era copiar las payasadas de la persona al frente de uno en la línea de niños que iban dando vueltas por el vecindario. Ser uno de los «seguidores» era bueno, pero ser el «líder» era lo más divertido, ya que a este le tocaba crear mímicas y marchas imaginativas para que los demás lo imitaran. En la vida real, los grandes líderes son una rareza. Muchas veces hay personas elegidas o señaladas para ocupar posiciones de liderazgo, pero después titubean o dejan de actuar con decisión. Otros abusan de su poder para satisfacer el ego, aplastando a sus súbditos y despilfarrando recursos. Pero sin líderes fieles, éticos y eficaces, la gente vaga. Israel viajó cuarenta años por rutas sinuosas en el desierto, pero no porque seguían al líder. Todo lo contrario. Con una fe decadente, se negaron a obedecer a Dios y conquistar a Canaán. Por eso vagaban. Finalmente, la nueva generación estaba lista para cruzar el Jordán y poseer la tierra. A Josué, quien se distinguía como hombre de fe y valor, lo escogieron como sucesor de Moisés. Josué fue un brillante líder militar con una gran influencia espiritual.

Sin embargo, la clave de sus triunfos era su sumisión a Dios. Cuando Dios hablaba, Josué escuchaba y obedecía. La obediencia de Josué sirvió de modelo a Israel. Por lo tanto, el pueblo
fue fiel a Dios durante la vida de Josué. Este líder se comprometió a una obediencia total a Dios. Sea que conquistaran enemigos o poblaran la tierra, el pueblo de Dios tenía que hacerlo
como Dios mandaba. En su mensaje final al pueblo, Josué enfatizó la importancia de la obediencia a Dios. «Guardad, pues, con diligencia, vuestras almas, para que améis a Jehová
vuestro Dios» (23.11), y «escogeos hoy a quién sirváis, pero yo y mi casa serviremos a Jehová»(24.15). Hoy necesitamos más “Josué” que lideren con su ejemplo más que con sus palabras y
lleven a los de su generación a nuevas fronteras prometidas por Dios. ¿Serás uno de esos?

PENSAMIENTO DEL DÍA

No olvides que una obediencia a medias es una total desobediencia.