Todos necesitamos de una esperanza para vivir. Una vida sin expectativas, sin metas a corto, mediano y largo plazo es una vida sin propósito que vaga a la deriva en este mundo. Algunos depositan su esperanza  en una persona, ya sea padres, cónyuge o hijos. Quizás amigos, políticos o personajes famosos que llegan a cautivar cual ídolo a sus fans. Otros depositan sus esperanzas no en alguien sino en algo: Una profesión, una ideología de vida, el dinero y las posesiones, Etc. Pero de una o de otra forma todos necesitan confiar en algo o en alguien. Dios, consiente de esta necesidad innata del ser humano presenta su propuesta u oferta de esperanza en cosas eternas y en una persona eterna. La esperanza de un cielo de gloria, cuyo acceso se basa en la persona de su Hijo Jesucristo. Aquel que tiene esta esperanza se purifica a sí mismo, dice el apóstol Juan. Imagínate que alguien te ofrece unas vacaciones totalmente pagadas en un crucero al Caribe. Tú no lo crees al comienzo, por su puesto. Pero con el tiempo esa misma persona comienza a pasarte información cada vez más específica respecto a ese viaje. Fechas, tickets de vuelo, nombre del hotel en el que te alojarás, nombre de la persona que te recibirá en el aeropuerto… Entonces la cosa cambia. Tu corazón comienza a latir y consideras cada vez más cierta la promesa. Sumado a esto te contactas con varias personas que han recibido la misma propuesta y testifican que la palabra se ha cumplido al pie de la letra. A medida que pasa el tiempo y aumentan los detalles, más se fortalece tu fe hasta que estás plenamente convencido de que es una realidad y se cumple la promesa.

Lo mismo sucede con nuestra esperanza de gloria fundada en Jesús, Dios y su Palabra. La Biblia es una carta de promesas y detalles sobrados entregados a los que creen para alimentar su fe hasta que aquel día llegue. Solo esa clase de esperanza es la que realmente sirve para avanzar y experimentar una vida con propósito.

PENSAMIENTO DEL DÍA

Depositar tu esperanza en cosas de esta vida solo te ata a esta vida, nada más.