Tal vez la máxima expresión de amor encarnado en una persona en este mundo la encontremos en las instancias más críticas de la experiencia terrena del Señor Jesús, sus últimos momentos. Porque es en momentos de crisis extrema cuando somos tentados a pensar en nosotros antes que en los demás. Juan lo describe muy bien en su capítulo 13 al narrar la última cena. “Aún sabiendo Jesús que había llegado su hora más extrema, su agonía más profunda, y pudiendo dedicar esas horas para ocuparse de Él mismo, decidió seguir amándolos como siempre, así también hasta el fin”. (Paráfrasis del Autor). A renglón seguido se quitó su manto, se ciñó una toalla y comenzó a lavar los sucios pies de estos discípulos que habían preferido quebrantar sus tradiciones y comenzar a cenar con los pies sucios antes que quebrantar su propio orgullo para disponerse a servirse unos a otros.  La manera en que Juan lo narra destila naturalidad. Continúa diciendo: “Luego volvió a ponerse su manto y se sentó a la mesa.” Así de simple, así de sencillo, así de natural. Es esa natural decisión de servir al prójimo (inclusive  a un Judas) aunque todo a mi alrededor indique que debo ocuparme de mí mismo en primer lugar. Es ese natural deseo de servir a quien amo y porque le amo. Sin especular por el pago, sin temor al castigo, sin condiciones.

Nada de eso, sólo por amor, amor incondicional, AMOR HASTA EL FIN. Nuestro mundo propone una actitud totalmente distinta. Ama a quien te ame, cuando puedas, sin que te duela, solamente si se lo merece. De lo contrario no es digno de tu atención o afecto. Quizás también el nazareno sintió la sutil insinuación a ocuparse de Él en semejante circunstancias. “Descansa un poco, te espera una larga noche ante Caifás. Aliméntate bien, tendrás que soportar horas colgando de un madero. Prepárate mentalmente con un tiempo a reflexión”… Pero no pensó en Él, porque el amor no busca lo suyo propio sino más bien lo de los demás. Así fue Él, así es, y así seguirá siendo porque el amor nunca deja de ser. Y tú: ¿amas de verdad?

Pensamiento del día:

Amar es esa disposición sobrenatural de dar hasta que me duela en beneficio del otro.