Aparta mis ojos de cosas inútiles y dame vida mediante tu Palabra.” Salmo 119:37

Cuenta una historia que un hombre muy rico que no tenía herederos decidió realizar un banquete invitando a distintas personas allegadas a él. Cuando llegó la hora de la cena, pidió a todos que se sentaran a la mesa. Al frente de cada uno había una Biblia y un sobre con dinero. Después de que todos se acomodaron en sus lugares, el hombre preguntó: ¿Qué regalo van a escoger ustedes? ¿La Biblia o este sobre con dinero? Uno a uno los invitados fueron tomando la decisión. El primero fue el senador quien dijo que, si bien le gustaría recibir la Biblia, había muchas deudas pendientes en su gobierno y el dinero sería muy útil en ese momento.

Luego eligió el jardinero quien no dudó en elegir el sobre para costear todos los medicamentos ante la enfermedad de su esposa. Luego fue el turno de la cocinera, quien sabía leer y le gustaba hacerlo pero no tenía tiempo, por lo tanto escogió el dinero. Por último le tocó el turno al joven que cuidaba los animales de la mansión. Su respuesta fue diferente. Dijo que si bien el dinero le era muy necesario para comprar zapatos, alimentos para su familia y ropa prefería escoger la Biblia. Su madre le leía la Biblia desde que era pequeño y nunca había podido comprarse una.

Grande fue la sorpresa cuando al abrirla, no solamente encontró un sobre con más dinero que el que había en los demás, sino el título de propiedad de todos los bienes que el dueño dejaba como herencia a quien la eligiera. Ante tal sorpresa, leyó delante de todos el Salmo 19: Los mandamientos del Señor son perfectos, reavivan el alma. Sus decretos son confiables, hacen sabio al sencillo.

Los mandamientos del Señor son rectos, traen alegría al corazón. Son también claros y dan buena percepción para vivir. Las leyes del Señor son verdaderas y son más deseables que el oro y más dulces que la miel que destila de los panales. Una recompensa para quienes la obedecen.

Pensamiento del día: Cuando las prioridades están claras, las decisiones tienen buenas consecuencias.