Comenzare la reflexión de este día con un texto interesante de un filósofo argentino llamado Dario Sztajnszrajber: «Para andar juntos lo principal es que las diferencias puedan desarrollarse. ¿Cómo convivir con las diferencias?… Porque según algunos modelos lo común es más importante que lo diferente.

Pero a nosotros nos interesa lo contrario, que lo diferente sea más importante que lo común. Difícil tarea, en una sociedad que cada vez que encuentra diferencias en conflicto, nos asusta con la violencia.

Pero violencia hay cuando una de las partes se impone sobre el resto como si fuera la única, no cuando las diferencias y sus conflictos pueden dialogar en un espacio donde se aprende de la diferencia del otro. A mí la palabra ‘armonía’ me da miedo cuando se trata de un modelo que exige que las diferencias se diluyan para lograr un ambiente armónico”.

Parece un juego de palabras entre: diferencias, armonía y desarmonía, lo distinto y lo igual, lo que respeta y lo que impone. Pero más allá de todo, lo esencial es aceptar que lo distinto no es un problema sino una oportunidad para crecer.

La Biblia nos enfrenta con la pauta de vivir juntos y en armonía. Pero entendiendo la armonía como la posibilidad de dar lugar a la diversidad y el respeto por lo diferente, en contra de la dominación y la violencia. Muchas veces, nuestros prejuicios y puntos de vista hacen que seamos irrespetuosos de los demás.

Juzgamos desde nuestro parecer. Descalificamos y rechazamos a quienes piensan de una manera diferente. Esto no es amor ni libertad. Dios nos invita a revisar diferencias.

Pensamiento del día:

Estamos en este mundo para convivir en armonía. Quienes lo saben, no luchan entre sí.