Uno de los problemas más comunes y por los cuales los padres y madres jóvenes vienen en busca de ayuda es porque sienten haber perdido la autoridad con sus hijos e hijas.

Si estos son pequeños, los famosos “berrinches” se hacen incontrolables y si son adolescentes, la rebeldía, las discusiones y la oposición se convierten en el único modo de encuentro (que no es encuentro al fin) en las familias.

Es triste y difícil a la vez, establecer relaciones de autoridad entre las personas sin caer en el autoritarismo, la violencia o el respeto por el miedo y nada más. Todos los vínculos sanos, se despliegan en un marco de autoridad e igualdad a la vez. La autoridad no tiene nada que ver con el poder, ni con las edades, sino con la posibilidad que tenemos de movernos en un plano de límites, de verdad y de gracia para con quienes nos vinculamos. Jesús inspiraba autoridad.

Sus palabras dejaban admirados a todos los oyentes, porque no decía cosas huecas ni repetía opiniones dadas por otros, sino que revelaba lo que el Padre le había dicho.

En Juan capitulo 6:28 dijo: “Lo que he oído del Padre, esto hablo al mundo.”

Padres y madres, conocer las verdades de Dios son seguridad para la vida, pero también para aquellos con quienes la comparten. Si respaldamos nuestras decisiones y nuestros hechos basados en la Verdad de la palabra de Dios, otros también nos admirarán y reconocerán.

Si los hijos crecen en un clima donde se les transmiten verdades, principios y coherencia entenderán y aceptarán la autoridad. Si tenemos suficiente Gracia y Amor para tratar con las debilidades de los demás, nadie tendrá temor de presentarse delante de nosotros tal cual es porque habremos ganado autoridad para recibir sus errores y acompañar procesos de crecimiento y cambio.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Sin moralidad imposible la autoridad.