¿Quién no se ha encontrado en situaciones apremiantes con sus deudas? Parecen ser inevitables, y cuando se presentan, ser incontrolables. He aquí algunos consejos para salir de deudas:

1) DETERMINA CUAL ES EL LIMITE DE TU PRESUPUESTO DISPONIBLE. Tus compras deben estar dentro de los límites de tu presupuesto familiar. Eso lo determinas tú, ya que eres quien conoce la capacidad económica que tienes.

2) INFORMA A TU FAMILIA LA CANTIDAD ASIGNADA PARA CADA UNO DE ELLOS. Es conveniente que la familia conozca la verdadera capacidad económica para que las compras y gastos estén dentro de ese límite. Recuerda que no estás obligado a hipotecar tu futuro. ¿Por qué endeudarme sin necesidad? ¿Qué gano hipotecando la tranquilidad de mi familia? Sé disciplinado y aprende a decir no.

3) ENSEÑA A TU FAMILIA LA SENCILLEZ Y MODERACIÓN. Las «Súper Ofertas» son motivo de anuncios de prensa, televisión e Internet. Dedica suficiente tiempo con tu familia para enseñar el verdadero valor que tiene cada cosa y lo importante que es llevar una vida ordenada y seria antes que una vida llena de deudas y de intranquilidad.

4) AGRADECE A DIOS POR TU CONDICIÓN ECONÓMICA Y DISFRUTA DE ELLA. No reniegues comparando tu capacidad económica con los más afortunados. Mira a los más necesitados y da gracias a Dios por lo que Él ha puesto en tu hogar.

En verdad, es este el “mal de la sociedad moderna”. Nadie está exento de este flagelo. No en vano la Biblia dedica varios pasajes a hablar sobre este tema. No importa si tienes mucho o poco, los enunciados bíblicos son para ambos, porque Dios dice: “El que es fiel en lo poco, lo será también en lo mucho”. Cuando Dios es el centro de mi economía y de mi hogar se puede respirar un ambiente de gozo y agradecimiento por lo que se tiene, pero cuando Él está ausente solo se vive nervioso por lo que no se tiene.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Tú decides disfrutar de lo que tienes o amargarte por lo que no tienes.