La vida de Juan Huss transcurrió entre 1369 y 1415, es decir que murió unos cien años antes de la Reforma de Lutero.

Juan Huss fue un doctor en Teología y dotado expositor de la Biblia. Residía en Praga, Checoslovaquia. Fue confesor de la Reina de Bohemia.

La sinceridad de su fe junto con sus habilidades sorprendentes, su elocuencia y su manera de ser le hicieron acreedor al respeto y admiración de mucha gente de su época y de su entorno.

Sus inicios en la fe

Los sucesos en la vida de Juan Huss tuvieron su origen en un gran hombre de Dios llamado Juan Wycliff, oriundo de Oxford Inglaterra. Las enseñanzas de este hombre, acerca de la necesidad de retornar a la Biblia como la única norma de conducta y práctica, calaron profundamente en Jerónimo de Praga.

Siendo un joven estudiante, Jerónimo de Praga escuchó las enseñanzas de Wycliff en Oxford y retornó a su tierra, Checoslovaquia con una pasión por compartir lo que había aprendido en Inglaterra.

Jerónimo de Praga había reconocido con claridad que la Iglesia católico romana se había apartado de la doctrina de Cristo y que, por tanto, cualquiera que buscaba sinceramente la salvación, tenía que retornar a las enseñanzas de los Evangelios.

Entre muchos de los que recibieron la enseñanza de Jerónimo de Praga estaba Juan Huss. Juan Huss escribía y predicaba en idioma checo. Como era de esperarse, Juan Huss enfrentó tenaz y terrible oposición de la jerarquía eclesiástica de la Iglesia Católico romana.

A través del Arzobispo de Praga, el Papa exculmugó a Juan Huss e incineraron los escritos de Juan Wycliff. Pero el Rey de Bohemia, la nobleza, la universidad de Praga y la mayoría del pueblo apoyaron a Huss y a sus enseñanzas.

En aquel tiempo, la jerarquía católico romana convocó un Concilio que tendría lugar en Constanza a orillas del hermoso lago del mismo nombre. Este concilio duró tres años y medio y atrajo una impresionante concurrencia de dignatarios eclesiásticos, príncipes y gobernantes de varios estados, además de enorme cantidad de gente de diversa índole.

La iglesia católico romana tenía por entonces nada más y nada menos que tres Papas, rivales entre ellos, luchando cada uno por el poder y la hegemonía. Uno de los objetivos de este concilio fue terminar esta confusión y la división que se había originado en la iglesia a causa de ella.

El concilio decidió destronar a los tres Papas y nombrar uno nuevo. El Papa Martin V. Pero otro objetivo del Concilio fue combatir las enseñanzas asociadas con nombres como Wycliff, Jerónimo de Praga y Juan Huss. Entonces invitaron a Huss a presentarse ante el concilio. 

Su muerte

El emperador Segismundo le dio un salvoconducto asegurándole protección para que pudiera asistir al concilio. Confiado en la palabra del emperador Huss fue a Constanza en el momento de apertura del concilio general, esperando aprovechar la oportunidad para exponer las doctrinas de las Sagradas Escrituras a tan selecta concurrencia.

Pero a pesar de la promesa del emperador, apresarona Huss y lo arrojaron en una mazmorra en una isla del lago. Nadie podía demostrar con la Biblia que Huss estaba equivocado y por eso Huss no se retractó de nada que había enseñado.

Por este motivo, el concilio de Constanza sentenció a Juan Huss a ser quemado en la hoguera. El 6 de Julio de 1415, Huss fue devorado por las llamas tanto de la leña como del odio de sus adversarios.