La Biblia jamás recurre al azar para conocer la voluntad de Dios, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. Seguramente lo que le condujo a pensar que en la Biblia se recurre al azar como una manera de consultar a Dios, fue la presencia del Urim y el Tumim. La fuente etimológica de estos dos términos, Urim y Tumim, así como la naturaleza de los objetos llamados de esta forma, no se puede saber con certeza. Lo que se puede saber es que se trataba de dos objetos que se guardaban en el pectoral del sumo sacerdote y por tanto llegaban a ser parte integral de la vestimenta sagrada. Aarón y sus sucesores tenían que llevar el Urim y el Tumim sobre su corazón cuando entraban delante de Jehová. Así llevaban siempre el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Jehová. Juicio se debe entender en el sentido de emitir un veredicto o tomar una decisión. De manera que no se trataba de confiar en la suerte o confiar en el azar, o lanzar una moneda al aire y mirar de qué lado cae, nada de esto, era una consulta a Dios, por medio de alguien a quien Dios previamente había designado para comunicar su voluntad de esta manera, el sumo sacerdote. Note lo que dice al respecto esta cita en Proverbios 16:33 La suerte se echa en el regazo;
Mas de Jehová es la decisión de ella.

A esto se refiere todas las veces que la Biblia habla de echar suertes tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Hoy no tenemos Urim ni Tumim ni sumo sacerdote, por tanto, esta manera de conocer la voluntad de Dios ya no es válida. Pero esto no significa que hoy en día nosotros los creyentes no podamos conocer la voluntad de Dios. Hoy en día, los creyentes tenemos el Espíritu Santo y la palabra de Dios para poder conocer la voluntad de Dios en determinado asunto, de manera que no necesitamos echar suertes por medio del Urim y el Tumim. La Biblia condena el depender de la suerte para cualquier asunto. Note lo que dice Isaías 65:11-12 Pero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino; yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada.
Una de las causas por las cuales Dios trajo un terrible castigo a su pueblo Israel, fue justamente porque los hijos de Israel abandonaron a Jehová y confiaron en dioses falsos como Fortuna y Destino. Fortuna es la traducción del nombre hebreo Gad, quien era el dios arameo de la suerte. Destino es la traducción del nombre hebreo Meni, quien era el dios que determinaba el destino del hombre. Dios siempre ha condenado confiar en la suerte. Es algo que le desagrada. No es posible entonces afirmar que la Biblia apoye la toma de decisiones confiando en la suerte.