Gracias por su consulta. Qué tal si damos lectura al texto en el cual se encuentra esto de comer indignamente el pan y beber indignamente la copa en la cena del Señor. Se encuentra en 1 Corintios 11:27-34. La Biblia dice: De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.

Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.

Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.

Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.

Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere.

Esto es parte de la enseñanza del apóstol Pablo acerca de la cena del Señor. Lo que Pablo está diciendo es que al participar de la cena del Señor debemos examinarnos a nosotros mismos y como resultado de ese auto examen debemos reconocer, confesar y apartarnos de cualquier pecado ya sea de acción o de pensamiento.

El participar en la cena del Señor a sabiendas de la existencia de un pecado, es fallar en reconocer que los símbolos que se usan en la cena del Señor, el pan y la copa, representan el cuerpo de Cristo que fue inmolado y la sangre de Cristo que fue derramada en la cruz del Calvario, todo esto para hacer posible que pecadores como nosotros podamos ser perdonados de nuestro pecado por medio de la fe en Cristo. ¿Cómo es posible estar haciendo memoria de este hecho y a la vez viviendo bajo el poder de cualquier pecado que nos tiene dominados? El contexto del pasaje bíblico parece apuntar a que los pecados más directamente condenados son aquellos contra el cuerpo de Cristo, esto es, contra la iglesia. No es posible que seamos tan negligentes en participar de los símbolos en la cena del Señor, a pesar de estar enemistados o en abierta pelea con alguien que también forma parte del cuerpo de Cristo.

Una actitud así es severamente castigada por Dios, por eso el texto que leímos dice que entre los creyentes de la iglesia en Corinto había algunos enfermos, otros debilitados y aun otros habían muerto, todo como una medida de disciplina de parte de Dios por la hipocresía de hacer memoria del Señor y a la vez acariciar el pecado. La idea de esta advertencia no es en el sentido que, si algún creyente está de alguna manera en pecado, no debe participar de los elementos en la cena del Señor, como mal interpretan algunos, sino que si algún creyente está en pecado, debe reconocer su pecado, confesar su pecado y apartarse de su pecado y entonces, participar de los elementos de la cena del Señor.