La pregunta para este día es la siguiente: El pastor de la iglesia en la cual me congrego, en más de una ocasión ha dicho que no necesita rendir cuentas a nadie aquí en la tierra, esto es, que él no necesita estar bajo autoridad de nadie, ya sea de otro pastor o anciano, o bajo la autoridad de una iglesia. Dice que al único que tiene que rendir cuentas es al Señor Jesucristo. ¿Existe algún pasaje bíblico que trate este tema?

Gracias por su pregunta.  En el Nuevo Testamento nunca se ve un liderazgo unipersonal en una iglesia local, sino un liderazgo plural. Cuando Pablo el apóstol estaba en camino hacia Jerusalén llegó a un lugar que se llamaba Mileto.

Desde ese lugar hizo llamar a los ancianos de la iglesia en Éfeso, para entregarles algunas instrucciones importantes. De esto se deduce que, en la iglesia de Éfeso, no había un solo anciano, o un solo obispo, o un solo pastor, sino un grupo de ancianos, obispos o pastores. Entre paréntesis, no olvide que las palabras, anciano, obispo y pastor, son sinónimas y se usan para designar a los líderes en una iglesia local. Así que, las iglesias locales en el primer siglo eran gobernadas por un equipo de ancianos, obispos o pastores, no un solo anciano, obispo o pastor. Existen varias ventajas en la pluralidad de líderes en una iglesia local.

Algunas de estas ventajas son, el compartir la carga o el trabajo de liderazgo. Las cargas compartidas son más llevaderas. Otra ventaja es la posibilidad de equilibrar las debilidades de unos con las fortalezas de otros. Otra ventaja es justamente lo que responde su pregunta. En la pluralidad de ancianos, obispos o pastores, se desarrolla un sentido de responsabilidad mutua entre ellos. Por supuesto que los ancianos, obispos o pastores son en último término, responsables ante el Señor Jesucristo, quien es el príncipe de los pastores según 1 Pedro 5:4, pero eso no quita que cada anciano, obispo o pastor tenga que rendir cuentas a sus colegas dentro del equipo de líderes.

Cuando un ser humano, por más creyente y maduro que sea espiritualmente, no rinde cuentas a alguien, aparte del Señor Jesucristo, existe la tendencia a caer en excesos de poder. Dios ha sido sabio ordenando que en las iglesias locales debe haber una pluralidad de líderes. Esto para evitar justamente los probables excesos de poder que se dan cuando existe sólo un líder que hace y deshace en la iglesia local. Siguiendo el funesto modelo de Diótrefes, de quien nos habla 3 Juan 9-11 en los siguientes términos: Yo he escrito a la iglesia;  pero Diótrefes,  al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos,  no nos recibe.

Por esta causa,  si yo fuere,  recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros;  y no contento con estas cosas,  no recibe a los hermanos,  y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe,  y los expulsa de la iglesia.  Amado,  no imites lo malo,  sino lo bueno.  El que hace lo bueno es de Dios;  pero el que hace lo malo,  no ha visto a Dios.

En conclusión, entonces, aunque los ancianos, obispos o pastores tenemos que en último término dar cuentas al príncipe de los pastores por la manera como pastoreamos la grey, sin embargo, para evitar los excesos de poder es necesario ejercitar la responsabilidad mutua dentro de la pluralidad de líderes que debe haber siempre en una iglesia local.