Veamos cuáles son los principios que el Nuevo Testamento provee acerca de ofrendar. Para ello, permítame citar el texto en 2 Corintios 9:7. La Biblia dice: Cada uno dé como propuso en su corazón:  no con tristeza,  ni por necesidad,  porque Dios ama al dador alegre.

En primer lugar, la ofrenda es un privilegio de todos y cada uno de los creyentes. No sólo de los ricos, no sólo de los creyentes que llevan años en el evangelio, no sólo de los maduros en la fe. Una de las primeras cosas que todo creyente debe aprender tan pronto recibe al Señor Jesucristo como Salvador, es justamente ofrendar.

En segundo lugar, la ofrenda debe ser como se haya propuesto en el corazón. Esto significa que el ofrendar es un asunto privado, en el cual interviene única y exclusivamente el que ofrenda y Dios. Además, es un asunto premeditado, o decidido con anticipación. Nadie debería ofrendar impulsivamente como lamentablemente muchos de nosotros hicimos en el pasado o seguimos haciendo en el presente. Me refiero a esto de dar al Señor como ofrenda lo que se nos ocurre el instante que se está recogiendo la ofrenda. No debe ser así. Lo que se ofrenda al Señor debe ser un asunto planificado con anticipación, el resultado de un acuerdo previo con el Señor. Ningún creyente debería ir al culto dominical sin saber de antemano cuánto va a ofrendar al Señor.  En tercer lugar, la tristeza no debe tener parte cuando se ofrenda. El texto en 2 Corintios 9:7 dice textualmente: No con tristeza. Cuando se entiende que ofrendar es un privilegio que beneficia más al que ofrenda que a quien recibe esa ofrenda, no hay lugar para el pesar, o la queja o la incomodidad.  El texto en 2 Corintios 9:7 dice que Dios ama al dador alegre. Si no es con alegría es mejor no ofrendar al Señor. En cuarto lugar, el ofrendar no debe ser por necesidad. ¿Qué significa esto? Pues simplemente significa que nadie debe sentirse obligado a ofrendar, así como también, nadie debería obligar a otros a ofrendar. Para examinar el quinto principio es necesario considerar el texto que encuentra en 1 Corintios 16:2. La Biblia dice: Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo,  según haya prosperado,  guardándolo,  para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.

La ofrenda debe ser parte de lo que se realiza durante el culto dominical en una iglesia local. La Biblia da evidencia en cuanto a que la ofrenda es parte de la adoración al Señor.  Finalmente, en sexto lugar, la ofrenda debe ser proporcional a lo que se haya prosperado. La cantidad que se debe ofrendar es: según, o conforme haya prosperado. El Nuevo Testamento no establece una cantidad fija, o un porcentaje determinado para ofrendar al Señor. La cantidad es voluntaria, tomando en cuenta lo que se haya prosperado. En el Antiguo Testamento, los judíos estaban obligados por la Ley de Moisés a dar dos diezmos completos y un tercer diezmo cada tres años. Es decir que la ley de Moisés obligaba a devolver a Dios un poco más que el 23% de lo que se ha prosperado. La pregunta que yo siempre me hago a mí mismo es la siguiente: Si bajo la ley daban al Señor más del 23% de sus ganancias, hoy que vivimos bajo la gracia, algo mucho mejor que bajo la ley, ¿deberíamos estar dando menos que ellos?