Gracias por su pregunta. Voy a leer el texto en Génesis 1:26. La Biblia dice: «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.»

En el momento que ocurrió el evento relatado en el texto leído, los únicos seres vivientes sobre la faz de la tierra eran las plantas y los animales. Esto sin tomar en cuenta a los seres espirituales, como ángeles, como Satanás y como los demonios, por supuesto.

De modo que mal podía Dios hablar con las plantas o con los animales o con los seres espirituales acerca de crear al hombre a su imagen y semejanza, porque ninguna de estas criaturas puede estar en el mismo plano divino para participar en el acto creativo del ser humano. Ni las plantas ni los animales ni los ángeles, ni Satanás ni los demonios tienen poder para crear. Solamente Dios tiene poder para crear. Así que, ¿Con quién hablaba Dios cuando dijo: Hagamos al hombre? Pues hablaba consigo mismo.

Antes de llegar a la conclusión que esto no tiene sentido, recuerde que en la deidad, existen tres personas, diferentes entre ellas, pero cada una de la misma esencia y con los mismos atributos. El Padre es Dios, pero es diferente del Hijo y del Espíritu Santo. El Hijo es Dios, pero es diferente del Padre y del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es Dios, pero es diferente del Padre y del Hijo. Las tres personas tienen exactamente la misma esencia y los mismos atributos, pero no son tres dioses, sino un solo Dios. Esto es lo que en la teología propia se conoce como la doctrina de la trinidad. La trinidad de Dios consiste en que adoramos a un Dios en trinidad y trinidad en unidad, sin confundir las personas ni dividir la sustancia.

Por tanto, la trinidad es tres personas eternamente interconstituídas, interrelacionadas, interexistentes, y por tanto, inseparables dentro de un ser y de una sustancia o esencia. De modo que, cuando Dios dijo: Hagamos al hombre, era, por ponerlo así, una reunión del más alto nivel en la cual participaron el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nadie más podía tener parte en esta reunión.

Con todo lo que he dicho, no estoy afirmando que la doctrina de la trinidad se demuestra sólo por lo que dice el texto en Génesis 1:26. De ninguna manera. A decir verdad, la doctrina de la trinidad solamente se insinúa en el testimonio del Antiguo Testamento pero se comprueba en el testimonio del Nuevo Testamento.

Es sencillo mencionar la doctrina de la trinidad, y comprenderla hasta cierto punto, pero es imposible comprenderla en su dimensión absoluta. Esto justamente es lo que ha conducido a muchas sectas falsas a negar rotundamente esta doctrina. Para nosotros seres humanos finitos la doctrina de la trinidad es un desafío a la razón. Pero para Dios infinito no existe ningún problema porque Dios es Dios y nosotros simples seres mortales.