Si endeudarse fuera pecado, la Biblia lo hubiera dicho con claridad, pero la realidad es que la Biblia muestra que en una economía creada por Dios, se permite el endeudamiento siempre y cuando se respeten las reglas del mismo.
Éxodo 22:25 dice: “Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura” Allí lo tiene.
¿Es pecado Endeudarse entonces?… No es pecado, fue algo perfectamente válido en la ley de Moisés, sin embargo, quien prestaba el dinero debía evitar portarse como logrero. Un logrero es una persona que busca lucrar por cualquier medio. En este caso, el prestamista debía evitar aprovechar del necesitado demandando intereses desproporcionados sobre la deuda. Por eso dice el texto: Ni le impondrás usura. La usura es el interés excesivo en un préstamo.
Sin embargo, como ya se dijo, NO es pecado endeudarse, es vital que se respeten las reglas para el endeudamiento. Permítame citar algunas de ellas.
Primero, para muchos algo muy obvio, pero no tan obvio para otros. Si tiene que escoger, prefiera no endeudarse. El estar endeudado, aunque no es pecado, es una condición desventajosa. Proverbios 22:7 dice: “El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta.” Note, el que toma prestado es siervo del que presta. Por este motivo, es preferible evitar las deudas. No siempre es posible, pero por regla general, endéudese sólo si eso es imprescindible.
Segundo, lo que se pide prestado se debe devolver en las condiciones previamente acordadas y en el tiempo previamente acordado. Si se encuentra imposibilitado de pagar un préstamo en los términos y en los plazos previamente acordados, no es correcto que se quede callado, o se esconda, o se fugue, o se moleste porque le están presionando para que pague la deuda. Lo correcto es dar la cara, como se dice popularmente, explique su situación, humíllese delante de quien le prestó el dinero, y renegocie su deuda. Recuerde que el que toma prestado es siervo del que presta.
Tercero, antes de endeudarse, busque la dirección del Señor en oración. Endeudarse es algo serio, por más mínima que sea la deuda, en consecuencia, no entre a este estado guiado solamente por su buen olfato para los negocios. Dependa del Señor, busque su dirección. Infórmese bien sobre las condiciones del préstamo, el interés que le están exigiendo, el plazo que le están dando para pagar, su capacidad de pago, etc., y solamente cuando todo esté claro y esté seguro de que el
Señor está guiando el proceso, proceda a endeudarse. Cuarto, evite endeudarse para adquirir lujos innecesarios. El endeudamiento debería estar orientado principalmente a la adquisición de bienes raíces para el bienestar de la familia, o para la educación.
Cuarto, en el mundo en el cual vivimos, se va haciendo cada vez más necesario el uso de tarjetas de crédito. Si ese es el caso, es recomendable que todos los consumos con tarjeta de crédito sean cancelados al fin de cada mes. Las compañías emisoras de las tarjetas de crédito suelen exigir intereses excesivos sobre los saldos adeudados en las tarjetas de crédito. De modo que, tomando en cuenta al menos estas regulaciones se puede manejar el tema del endeudamiento, reconociendo siempre que se está pisando sobre terreno minado.