Con mucho gusto. Demos lectura al texto bíblico que se encuentra en 1 Corintios 5:1-5. Dice así: “De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre. Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción? Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.”
La iglesia local debe tener un alto concepto de la santidad. En la iglesia local de Corinto había un hermano que se metió en una relación sexual ilícita con su misma madrastra. En lugar de dar los pasos necesarios para confrontar esta situación y disciplinar al hermano descarriado, la iglesia local de Corinto se mostró indolente con esta grave ofensa a la ética cristiana.
Pablo refuta la conducta de la iglesia de Corinto y manifiesta lo que se debe hacer en este caso. Dice que el ofensor debe ser entregado a Satanás para destrucción de la carne. A fin de que el espíritu sea salvo en el día de Señor Jesús. Por continuar en este pecado, el creyente es expulsado de la iglesia local. Esto implica que este creyente quede a merced de Satanás, para que Satanás haga lo que quiera con él. Satanás inclusive podría castigar a este creyente por medio de la destrucción o ruina de su cuerpo mediante una enfermedad o incluso la muerte.
Destrucción no significa aniquilación, sino ruina. Algo que Satanás estaba impedido de hacer es destruir el espíritu de este creyente. Por eso el texto dice: A fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús, o en el día cuando el Señor Jesucristo retorne para recompensar a los que son suyos.