En ninguna parte de la Biblia se encuentra al menos un indicio en cuanto a que si se lee un salmo tres veces al día, por tres días seguidos y al cuarto día se publica por la prensa, se va a producir un milagro. Por supuesto que existe un gran beneficio espiritual por el hecho de leer con entendimiento la palabra de Dios, pero de allí a esperar un milagro si se publica por la prensa, no es más que un amuleto. Un amuleto es una figura, o una determinada acción, o una medalla u objeto portátil, a lo cual se atribuye virtud sobrenatural para alejar algún daño o peligro o para atraer la buena suerte. Por eso es que hay gente que jamás saldría con el pie izquierdo de la cama, jamás pasaría por debajo de una escalera, jamás saldría de la casa sin tener su pata de conejo en el bolsillo, o la estampa de algún venerable difunto en la billetera, o jamás dejaría de poner una herradura en algún lugar visible de la casa. Se trata de amuletos para ahuyentar la mala suerte y atraer la buena suerte. Cuando se echa mano de algo que tenga que ver con la Biblia, se intenta dar una imagen de espiritualidad al amuleto, como justamente esto de leer una porción bíblica tres veces al día, por tres días seguidos y luego publicar por la prensa. Pero ¿qué dice la Biblia sobre los amuletos? Bueno, para la Biblia, un amuleto es en esencia un ídolo, puede ser un objeto o una práctica, en la cual una persona depende para su bienestar, ya se trate de alejar los peligros o acercar la prosperidad. La persona que confía en los amuletos, ha dejado automáticamente de confiar en Dios y ha pasado a confiar en un ídolo, en su amuleto. Veamos qué es lo que dice Dios en la Biblia acerca de los ídolos. Leo en Isaías 44:18-20. No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender. No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del resto de él una abominación? ¿Me postraré delante de un tronco de árbol? De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?
Cuando alguien se fabrica algo, o compra algo, o sigue determinado proceso, y confía en eso como si fuera Dios y depende de eso para su propio bienestar, se ha creado un ídolo y ha desplazado a Dios del lugar que solamente corresponde a Dios. De modo que, bien hace un creyente al no fabricarse su propio amuleto, como esto de leer tres veces una porción de la Biblia por tres días seguidos y publicarlo por la prensa al cuarto día, para granjearse un milagro. Mejor persevere en la palabra de Dios, confíe en Él y dependa de Él.