Job 39:19-25 ¿Diste tú al caballo la fuerza? ¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes?
¿Le intimidarás tú como a langosta? El resoplido de su nariz es formidable.
Escarba la tierra, se alegra en su fuerza, Sale al encuentro de las armas;
Hace burla del espanto, y no teme, Ni vuelve el rostro delante de la espada.
Contra él suenan la aljaba, El hierro de la lanza y de la jabalina;
Y él con ímpetu y furor escarba la tierra, Sin importarle el sonido de la trompeta;
Antes como que dice entre los clarines: ¡Ea!
Y desde lejos huele la batalla, El grito de los capitanes, y el vocerío.
Una de las cosas más gratificantes para un artista no es solamente que otros elogien su obra, sino haber acabado y estar satisfecho porque sabe que no hay nada más que hacer, que está perfecto. Dios también realza las características únicas del caballo, su fuerza, valentía y hermosura; me encanta la parte que dice: “su resoplido es formidable”. No sé si has tenido la oportunidad de estar frente a un caballo, yo crecí con algunos y realmente es un animal con tanta fuerza y poder pero una vez manso es dócil y sumiso.
Dios cuestiona a Job y le pregunta si él dio todas estas características a tan hermoso animal, pero por sobre todo resalta que es Dios mismo el que tuvo en cuenta cada detalle e hizo con sabiduría y perfección a cada criatura, nada está al azar o a la suerte evolutiva, puso cuidado aún hasta en su pelaje. Me gustaría que pienses en cada una de los atributos que nos distinguen en toda la creación y sobre todo la capacidad de relacionarnos de forma íntima con Dios, las capacidades únicas que te hacen un reflejo de su gloria. Alaba y agradece a Dios por su magnífica obra y por ti mismo.
¿Ves los detalles en cada obra de Dios?
¿Crees que Dios hace cosas sin sentido?
¿Tienes confianza en lo que Dios hace?