Apocalipsis 2:4 dice: “Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor.” Este texto es parte del mensaje que entrega el Señor Jesucristo a una iglesia del primer siglo que se ubicaba en la ciudad de Éfeso. Es el veredicto solemne de aquel que no sólo se fija en las acciones sino en las intenciones del corazón. La pasión había desaparecido, el fuego se había apagado, solo quedaban las cenizas, y eso se manifestaba en hacer las cosas por inercia, mecánicamente, por mera costumbre. La actividad era incesante, pero la razón para realizar esa actividad era cualquier cosa menos un amor genuino al Señor.

La cantidad de creyentes era maravillosa, pero la calidad espiritual de esos creyentes era desastrosa. Ya no ardía en ellos la pasión por el Señor. Pero ¿a qué se refiere Jesucristo cuando habla del primer amor? ¿Se lo puede describir de alguna manera? El primer amor es el amor que tuvimos hacia Jesús la primera vez que le conocimos. Es ese amor que nos hacía latir el corazón más aprisa cuando pensábamos en él. Pero no sólo era emoción. Era también acción. Es ese amor que estaba dispuesto a todo si la persona amada lo decía. Cuánto nos falta este tipo de amor a nuestro Señor. ¿Verdad?

Siempre me he preguntado y me seguiré preguntando, ¿cuánto de lo que se hace en las iglesias locales parte de una devoción sincera y amorosa al Señor? Porque mucho me temo que la mayoría de las iglesias locales hoy en día se parecen mucho a la iglesia de Efeso. Por fuera son hermosas, por su trabajo y dedicación, pero por dentro están carcomidas por ese cáncer de haber dejado su primer amor. Es el reclamo de Jesucristo a la iglesia de Efeso. Acto seguido viene una recomendación. Se encuentra en Apocalipsis 2:5-6 donde dice: “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaitas, las cuales yo también aborrezco.” ¿Qué hacer para resolver ese galopante problema de haber abandonado el primer amor? Jesucristo recomienda a los creyentes de Efeso tres cosas importantes.

Primero: Recuerda. ¿Recordar qué? Pues, de dónde has caído. Es necesario hacer memoria de la frescura y fervor de nuestro primer amor hacia el Señor.

Segundo: Arrepiéntete. Esta palabra significa un cambio de mente. Implica reconocer lo fría que ha llegado a ser nuestra relación con el Señor y luego hacer todo lo posible para encender nuevamente la pasión por él.

Tercero: Haz las obras que solías hacer cuando estabas en tu primer amor. Si ha habido un genuino arrepentimiento, estas obras ya no serán un mero ejercicio mecánico de cosas aprendidas en el pasado, sino que serán una franca demostración del amor genuino y fervoroso a nuestro Señor. La decisión la tenían los creyentes de Efeso. Si no se aceptaba la recomendación del Señor, había una advertencia muy seria. Jesucristo vendría pronto y quitaría el candelero de su lugar.

El candelero simboliza la iglesia local. Si la iglesia de Efeso fallaba en volver a encender el amor al Señor, estaba en peligro de desaparecer. Tristemente, la iglesia de Efeso no recibió la recomendación del Señor. Esto lo sabemos, porque muy pronto dejó de existir. Jesucristo había retirado el candelero de su lugar. Qué triste.