Todos hemos transitado por la calle de los olvidados. La peor de las sensaciones en la vida es sentir el olvido de los demás, es el miedo de los niños que esperan que lo busquen a la salida del colegio, el miedo de la enamorada que ve el reloj y su novio no llega. Lo más triste es que a veces se olvidan de los que más sirven o ayudan, y cuando no están, se dan cuenta de que hay un vacío.
No te sientas mal, o mejor recupérate pronto de la decepción si ves que se han olvidado de ti o de tu esfuerzo o trabajo, Dios no se olvida, es su promesa.
Por otro lado no te olvides de aquellos que te sirven o ayudan, los que a pesar del tiempo siguen a tu lado, no creas que están allí porque no tienen nada más interesante que hacer en la vida, en realidad están ahí porque perseveran y te aman. No te olvides de ellos y no sufras si lo hicieron contigo; Dios no lo ha hecho y sabe cómo llenar tu vida. Tómate un café con Dios y verás que nunca llega tarde a su cita.