La palabra conversión aparece por una sola ocasión en la Biblia versión Reina-Valera. Está en Hechos 15:3 donde dice: Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.
Cuando el texto habla de “ellos” se está refiriendo a Pablo y Bernabé quienes estaban de viaje hacia Jerusalén para participar en el primer Concilio de Jerusalén. En su viaje pasaron por Fenicia y Samaria compartiendo con los creyentes la conversión de los gentiles. La noticia causaba gran gozo a todos los hermanos. La palabra conversión es la traducción de la palabra griega “epistrofé” la cual proviene del verbo “epistréfo” que invariablemente se traduce como “convertir” en el Nuevo Testamento. Este verbo significa volverse hacia, está compuesto de la partícula epi que significa hacia y stréfo que significa volver. Volver hacia. La imagen que debería venir a nuestra mente al oír el verbo convertirse es de una persona que está marchando en determinada dirección y de pronto, se detiene en seco, gira 180 grados y comienza a caminar en la dirección opuesta. Un texto bíblico donde se puede apreciar con claridad el significado del verbo convertir es 1 Tesalonicenses 1:9 donde dice: porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,
Interesante el testimonio de los creyentes en Tesalónica por una buena parte de su vida estaban caminando acercándose a los ídolos y alejándose de Dios, pero cuando se convirtieron, dieron un giro de 180 grados y estaban caminando alejándose de los ídolos y acercándose a Dios. Se convirtieron de los ídolos a Dios. Convertir denota no un mero cambio de mente, sino que acentúa el hecho de que se ha establecido una nueva relación, que ha hecho que la vida activa se mueva en otra dirección. La conversión verdadera nace de un genuino arrepentimiento y desemboca en una vida de devoción a Dios. Es un cambio cuya raíz está en la obra de regeneración y que se efectúa en la vida consciente del pecador mediante el Espíritu de Dios; un cambio de pensamientos y opiniones, de anhelos y voliciones que envuelven la convicción de que la primera dirección de la vida era necia, equivocada, y trastornaba el curso entero de la vida. Hay dos lados de esta conversión, uno activo y otro pasivo. El primero es un acto de Dios por medio del cual Él mismo cambia el curso consciente de la vida del hombre, y el segundo viene siendo el resultado de aquel primer acto de Dios tal como se ve al ocurrir el cambio en la vida del hombre para volverse a Dios. En consecuencia, debe darse una doble definición de la conversión. La conversión activa es aquel acto de Dios por medio del cual él hace que el pecador sea regenerado en su vida consciente, para volverse a Dios con arrepentimiento y fe.
La conversión pasiva es el acto consciente del pecador regenerado por medio del cual él mediante la gracia divina se vuelve a Dios con arrepentimiento y fe. La conversión es parte integral de un todo que se llama experiencia de salvación. ¿Cuál es el orden lógico en la experiencia de salvación? Por supuesto que no hay una secuencia cronológica. Conversión, justificación, regeneración, unión con Cristo, y adopción, todos tienen lugar en el mismo instante.