“Pero no es posible agradar a Dios sin tener fe, porque para acercarse a Dios, uno tiene que creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.” Hebreos 11:6
Hay quienes dicen: “Antes de hacerme cristiano me iba mejor. Desde que asisto a la iglesia solo son problemas”. Otras dicen: “Mejor no me hubiera casado. De soltera estaba mejor”. Y ellos expresan: “Para qué le dije que sí a ella. Mejor me hubiera casado con la otra”. La lista es extensa y evidencia una falta de fe en Dios y una profunda crisis de identidad. En la historia del pueblo de Israel encontramos una situación análoga. En el relato del Éxodo capítulo 16 el pueblo se quejó diciendo: Para qué nos trajo Dios a este desierto. Mejor nos hubiera sido quedarnos en Egipto. Ya dejando el desierto atrás y habiendo cruzado el río Jordán, a punto de tomar posesión de la tierra prometida, se quejaron otra vez y hasta lograron desanimar al mismo Josué, siervo de Jehová, que derramando su corazón ante Dios dijo: ¡Ah, Señor Dios! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos después en manos de los amorreos y destruirnos? ¡Ojalá nos hubiéramos propuesto habitar al otro lado del río!” (Josué 7:7). ¡Nada les quedaba bien! Es que así somos los humanos, inconformes crónicos, ¿verdad?
No caigamos en semejante ejemplo de incredulidad. Si vamos a avanzar hacia una meta de vida debemos aferrarnos de la mano de Dios creyendo que Él existe y que es galardonador de los que lo buscan. Recuerda que sin fe es imposible agradar a Dios y disfrutar de sus bendiciones. Sería como saltar a la piscina llena de agua transparente y quedarme en un rincón por miedo a ahogarme. O como ir con mis amigos a la playa y viajar aferrado a mi asiento sin decir palabra alguna por miedo a un accidente. Nuestro mundo es difícil, sí, muy difícil. La gente está cada vez más mala, más egoísta, más déspota. Es verdad. Esta realidad no va a cambiar. Pero otra verdad que tampoco va a cambiar es que Dios existe y existe con la meta de acompañarte, guiarte, y galardonarte con su provisión y su gracia cada día y en cada proyecto de vida que enfrentes bajo su dirección. Entonces, si vas a hacer algo ¡hazlo bien!
Pensamiento del día: Es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay.